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Gsús
30/12/2005, 17:06
Un total de 74 vehículos con participantes españoles es el nuevo récord de la participación española en el Rally Dakar que mañana parte desde Lisboa. El desglose de la citada cifra es de 36 motos, 30 coches y 8 camiones.

Una flota española tan numerosa es inédita en el Dakar, una competición que fue descubierta por el gran público a raíz de la muerte de Thierry Sabine, su inventor, en 1986, al estrellarse el helicóptero en que viajaba junto a otras cuatro personas, y el paso por Barcelona en los años sucesivos, que despertó, sobre todo en Catalunya, una gran pasión por la carrera.

Tras las participaciones testimoniales entre 1982 y 1987, la eclosión de los españoles llegó de la mano de patrocinadores como Camel y Camper, que montaron sus propios equipos con presupuestos generosos y la ayuda directa de las fábricas como Yamaha y Nissan en muchos casos. Pilotos como Carlos Mas, Salvador Cañellas, Mikel Prieto y los hermanos Babler lideraron la participación española en aquellos tiempos. Pero la disciplina era muy dura y la competencia aún más. La aparición de los Peugeot y Citroën oficiales (y más tarde los Mitsubishi) puso las cosas muy difíciles a los pilotos de coches españoles que todavía están esperando su oportunidad de ganar la carrera. La mejor clasificación hasta ahora es el segundo puesto del vitoriano Prieto en 1999.

Además, desde 1992 se permitió el empleo de los GPS sin limitación alguna, lo que favoreció aún más a los equipos con mayor presupuesto.

La leyenda creada en torno a Sabine tras su muerte propició que las incripciones subieran como la espuma y en 1988 se llegó al techo máximo de 603 participantes, una marabunta que puso en dificultades a la organización.

La respuesta fueron unos trazados demoledores que hicieron grandes cribas en las primeras etapas, para 'aligerar peso'. Esto motivó muchas protestas y deserciones, a lo que contribuyeron también la enorme superioridad de los oficiales de marca y el uso indiscriminado del GPS. Además, Argelia cerraba sus fronteras y se perdía la magia del Sáhara y el Teneré. En 1993, (tras el París-El Cabo del año anterior) la inscripción bajó hasta 154 equipos (16 menos que en la primera edición), de los cuales cuatro motos, un coche y un camión, españoles.

En 1994 la carrera cambia de dueño. Amaury Sports Organisation (ASO), empresa de la editora del diario L'Equipe y organizadora del Tour, compra TSO (Thierry Sabine Organisation) y la carrera se relanza.

Mientras, los españoles siguen siendo protagonistas, aunque se quedan siempre a las puertas de la victoria. Jordi Arcarons (con Cagiva y Yamaha) logra hasta cinco podiosconsecutivos (dos terceros y tres segundos) entre 1992 y 1996, con mención especial para el de 1994, en que se queda a 73 segundos de Edi Orioli. Carlos Sotelo y Óscar Gallardo, sus sucesores, tampoco consiguen culminar y el propio Arcarons (ahora con KTM) hace otro segundo ante el ganador más veterano de todos: Fabrizio Meoni (43 años). Arcarons pasa toda su experiencia e infraestructura a Nani Roma que, finalmente, logra la hasta ahora única victoria española, en 2004.

En coches, sin embargo, sólo un podio. Los esfuerzos de los Servià (Josep Maria y Salvador), Blázquez, Plaza, Monterde y demás asiduos han sido inútiles ante la ley del más fuerte: los pilotos oficiales. Carlos Sainz (Volkswagen) y Nani Roma (Mitsubishi) tienen esta vez tal consideración y han elevado la calidad de la participación española. Pero Sainz es un debutante y Roma aún parece lejos de estar a la alturas de sus propios compañeros. Pero medios no les faltarán para ganar, mientras las nueva hornada de moteros, con Esteve y Coma (éste segundo en la última edición) al frente también están en condiciones de alcanzar la victoria.

La llamada del desierto, pese a los altos costos que comporta, es poderosa y algunos la tienen incluso como un medio de vida. Lo que no es poco