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Ver la versión completa : Les "Dames d'Aigua" II



terraxaman
19/02/2006, 20:31
Hola nois:

Continúa de aquí:

http://motostrail.com/xoops/modules/newbb/viewtopic.php?topic_id=2436&post_id=28594&order=0&viewmode=thread&pid=0&forum=3#forumpost28594


A la salida de Sant Hilari, en dirección Arbúcias, pude observar el territorio que me tocaría recorrer:
http://i15.photobucket.com/albums/a358/terraxaman/Aigua14.jpg
Pues sobre la 15,15 he llegado a Gualba de Dalt, pequeño pueblo en las estribaciones sudeste del Montseny. Rodeado de urbanizaciones de aquellas que se hicieron por toda Catalunya en los años 60-70, el pueblo mantiene pocos atractivos, aparte de la Plaça Major con sus enormes plátanos y su Iglesia Parroquial...
http://i15.photobucket.com/albums/a358/terraxaman/Plano2.jpg

A la salida del pueblecito hay una pista que conduce a l’Espai Natural del RACC, un lugar digno de verse, aunque me molesta ver convertida una zona natural en un Temàtic Park de fauna y flora del Montseny, supongo que son los inconvenientes del “progreso”...
Cruzando un pequeño puente hacia la izquierda, hay una pista que sube hacia las antiguas minas y las actuales centrales hidroeléctricas que aprovechan la energía producida por el desnivel existente entre el Pantà de Santa Fe que podéis ver en el post “Los colores del otoño en el Montseny”, nosotros seguiremos por la pista más amplia, por la que circulan incluso vehículos normales –no 4x4-, hasta una distancia aproximada de 9 Kms. La pista se encuentra en buen estado y no había más que un par de lugares con barro. Al lado de la pista, hay un recorrido de BTT precioso que sigue la orilla de la Riera de Gualba, en la que se pueden encontrar lugares como éste:
http://i15.photobucket.com/albums/a358/terraxaman/Aigua16.jpg

Para llegar al Gorg Negre, hemos de dejar la moto unos 150 metros antes, a pié de carretera, y coger un senderillo que se encuentra bien señalado... Imagino que con una moto de trial, o un conductor mucho más experto que yo, podría llegar casi hasta pie del agua, pero es que os quería enseñar un par de cosas que se os pasarían de largo.
En el otro post sobre las Dames d’Aigua, ya os hacía referencia a las relaciones existentes entre éstos mitos y la caza de brujas... Gualba y el Gorg Negre, no escaparon de esa relación... Se cuenta que por las cercanías de Gualba habitaban diversas brujas, responsables según se decía, de las numerosas tormentas, granizadas y otros fenómenos atmosféricos, que asolaban a los aldeanos... Una de las familias que vivían en un Mas cercano al Gorg, empezó a ser sospechoso, entre otras cosas porque del matrimonio sólo sobrevivían las hijas... Después de una temporada especialmente aciaga, en la que se perdieron varias cosechas, las voces de los vecinos fueron subiendo de tono, encontrando en la susodicha familia la causa de todas sus desgracias. El clamor popular llegó al extremo que el párroco tuvo que organizar una caza en toda regla, después de una misa de Te Deum, con toda la solemnidad, se organizó una procesión de todo el pueblo que saliendo de la Iglesia con antorchas se dirigió a la casa de las inculpadas, con intención de deshacerse de semejantes servidoras del demonio. El padre viendo venir la comitiva y conociendo las intenciones, les salió al paso, pero fue muerto a bastonazos por los honrados, devotos y cristianísimos vecinos, pero esos escasos momentos, permitieron a la madre y a sus hijas huir de su casa e internarse en el bosque, iniciándose una terrible persecución nocturna.
Las perseguidas tuvieron la mala suerte de precipitarse por el salto de agua que va a dar al Gorg Negre... Evidentemente sus perseguidores no dieron con sus cadáveres, por lo que el sacerdote ordenó colocar dos cruces en las dos colinas que limitan el salto... Una de ellas ya no existe, la otra:
http://i15.photobucket.com/albums/a358/terraxaman/Aigua17.jpg

continúa allí para impedir, con la divina protección que esas malditas brujas puedan abandonar el Gorg Negre y seguir con sus malefícios... Los aldeanos cuentan, que en las noches de plenilunio se ven luces en lo más profundo del Gorg, e incluso, cuando ni el viento más suave hace oscilar las hojas de los árboles, se oyen las risas y las extrañas e incomprensibles palabras que las cinco mujeres siguen pronunciando...
Dejando de lado el tema de la brujería, volvamos a las Damas d’Aigua y el Gorg Negre, de hecho el lugar es espectacular:

http://i15.photobucket.com/albums/a358/terraxaman/Aigua18.jpg

Veamos como es el mito referente a las Dames d’Aigua del Gorg Negre.
Una vez, tiempo era tiempo, en Can Prat había un amo poderoso que gobernaba con inteligencia tierras, espesores y rebaños. Todo el mundo es sabedor, por aquella comarca del Montseny, que Can Prat es una casa antigua que tiene más de quinientas cuarteras de bosque y ciento noventa de tierra campa y prados frescos. En aquella época, además, le hacían censos de dominio doce “masos” (casas) pequeños y dispersas por la montaña, poseía otros siete masoveries que habitaban buena gente labradora. Al amo de Can Prat le gustaba, a veces, de andar por los robledales. Conocía lo que quiere decir el viento cuando pasa por la cumbre de los chopos.
Observaba el ladrar de los perros, a la hora vespertina, entre los alcornoques y los aulets – pájaro que canta al anochecer- o el tintineo a penas audible, del rebaño que va hacia el redil. Como que era un hombre al que le gustaba caminar, a menudo se le hacía por la noche más allá de los dos cerros que lindaban su propiedad y, todavía arriba y arriba, subía- con paso firme-, bajo el cielo de luz imprecisa, por abruptos caminos hasta el Valle de Santa Fe, dónde se encontraba en la gran penumbra. Un día, pues, haciendo una de estos paseos al anochecer, sucedió que el amo de Can Prat llegó al mismo Gorg (Olla, Poza de un río) Negre, de aguas insondables, cuando era ya medianoche de un plenilunio total y clarísimo.



El gorg estaba quieto y exánime. Ni una hebra de aire susurraba por entre el ramaje de los mimbres. Ni rumor de animal alguno. Ni otra chispa de luz que no fuera el esplendor del astro nocturno que lo llenaba todo, había algo de pesadumbre y extraño en el ambiente y, con algo de fatiga en las piernas tras las largas horas de paseo, el amo de Can Prat fue a sentarse justo al lado del agua, sobre una piedra inclinada.
Entonces, primero confusamente, y después nítida y precisa, apareció, medio sumergida en el líquido del gorg, la figura maravillosa de una mujer desnuda que, lenta y ensimismada, se peinaba la cabellera, rubia como el oro, con un peine fulgurante.
http://i15.photobucket.com/albums/a358/terraxaman/NINFA.jpg






El amo de Can Prat no había visto nunca una perfección como aquella, ni tampoco hay palabras para explicarla. Ningún hombre no habría podido resistir tal turbadora belleza. Lánguidamente, la mujer, con los brazos bien levantados, se pasaba el peine mientras, bajito, iba cantando no sé qué maravillosa melodía. Y los ojos!: verdísimos, tiernos y acariciadores, pero lejanos, lejanos como si todavía contemplaran, por entre la oscuridad del bosque, un país de seguras y perfectas formas.
De pronto, la mujer lo miró fijamente y, en aquel instante preciso, él comprendió que la quería como nunca había querido a nadie y que su destino quedaba uncido al de ella, sin remedio. Y era deseo y era contemplación y voluntad y orgullo y audacia lo que sentía admirando aquella cara adorable y el cuerpo provocador.
El amo de Can Prat le preguntó cómo se llamaba, pero la mujer, sin dejar de mirarlo, no contestó. Y se dice que, durante un buen rato, el amo le iba haciendo preguntas y ella sólo lo observaba con sus ojos de esmeralda joven sin decir ni una palabra, pero que, al final, llegó un momento en qué, tímida y calmosa, explicó que era doncella de río, no era mortal, pero tampoco inmortal y que obedecía una ley de vida y costumbres bien diferentes de los humanos; que su abrazo, en aquel lugar tan precioso acontecía peligrosísimo porque normalmente se ahogaban los hombres que por el plenilunio la querían conseguir. También se dice que la voz de la mujer vibraba como el sonido de una campana marina y que su acento recordaba modulaciones de otro mundo, quizás de aquel que algunos han conocido en una existencia feliz y primitiva.
Fue un charla de amor la de aquella noche singular. El hombre, prisionero del lugar y de la hora, pidió a la ninfa, con insistencia, que aceptara ser su esposa y le ofreció compartir la casa, la tierra y la riqueza que él tenía por toda la comarca, como prenda de su voluntad.
Ella, pero, sentía congoja de dejar la somnolienta protección del lugar dónde había sido engendrada y de adentrarse en una nueva vida que desconocía del todo. Había sentido hablar de la inconstancia de los humanos, de sus desequilibrios y rudeza, de la codicia desordenada. No obstante, también había en aquella mujer de agua un cansancio de la fría certidumbre de su medio vital y, por otro lado, se daba cuenta que el hombre que tenía en frente le gustaba mucho, de forma que, en conclusión, acordó casarse con la única reserva -que fue confirmada y jurada allí mismo por el amo de Can Prat- que nunca, bajo ninguna circunstancia, ni por ninguna razón, él no le recordaría, ni en público, ni en privado, el origen fluvial de donde ella procedía, ni tampoco la escarnecería con palabras ni expresiones que concernieran a su origen.

http://i15.photobucket.com/albums/a358/terraxaman/Aigua20l.jpg
Y fue de este modo – según nos dicen- que la mujer de agua llegó a ser señora de Can Prat, legítima y amante esposa, sensata consejera, dispuesta y respetada propietaria, junto con su marido, de mucha prosperidad y que hicieron aumentar el poder de la familia hasta el punto que el nombre de Prat de Gualba, resultó altamente considerado en el palacio del mismo conde de Barcelona y, por todo el Mediterráneo, en todas las tierras, islas y consulados de Catalunya. También me han explicado como cosa cierta que del matrimonio nacieron dos hijos, un niño y una niña, los cuales guardaban gran parecido de rostro con su madre y que iban creciendo firmes y espigados en medio de todo aquel bienestar.
Pasaron los años. Tras el calor, con sus esquilmos, vendría el otoño rojo: más tarde el invierno y siempre salía alegre humo del hogar de Can Prat. La primavera sorprendía con el vuelo de las aves y, el hombre y la mujer, cogidos de la mano, contemplaban los arroyos de agua fresca que caían continuamente de las montañas.
A veces, pero, en la Peña Negra, en el otro lado de la planicie donde se encontraba la casa, se refugiaba un dios mezquino que esperaba inquietamente la hora de la quiebra: un maligno genio del lugar, sin nombre ni aspecto conocidos, promotor de desgracias de toda clase y con el cuerpo de los diablos que hervían dentro las aguas siniestras; autor, quizás -quien lo sabe- de la desgracia que estaba a punto de producirse y, esto sí que es seguro, no fue extraño, de alguna manera, a lo que ahora explicaré:
Pues he aquí que un mal día, cuando el amo de Can Prat y su mujer medían una buena tierra que hacía falta preparar, empezaron a disputar sobre el cultivo que allí sería más adecuado. Le parecía al amo que seria bueno de sembrar trigo, de aquel espléndido de recoger y muy valioso al mercado. La mujer, en cambio, argumentaba en contra y decía que el terruño no era propicio y que, según ella, lo moresc (maíz) con sus exuberantes mazorcas convenía mucho más. Razones y razones de uno y de la otra fueran subiendo de tono hasta el punto que el marido, enfadado, lleno de vehemencia y olvidando el juramento que había hecho años atrás, recriminó a la mujer con grandes gritos- que resonaron por montañas y cerros- diciéndole que, al fin y al cabo, poco podía ella entender de siembras ni de añadas porque no era otra cosa que una pobre mujer nacida y sacada por él mismo del agua del río.
Lo acababa de hacer y ya se arrepentía; pero quien puede hacer volver atrás una palabra funesta? El mal ya estaba hecho. La desgracia, infalible, y roto del todo el encantamiento.
La mujer de agua, al sentir las palabras prohibidas, huyo rápidamente hacia las profundidades del Gorg Negre, sin que el amo de Can Prat pudiera pararla. Corría y corría como si fuera llevada de una ventisca siniestra, hasta que desapareció.
Él decaído, y sin ánimo, se fue hacia casa, mientras, des de la coma de Morou hasta el cerro de Berenguer Muerto, el cielo se espesaba con furiosas nubes.
Y se dice que el amo de Can Prat nunca volvió a ver su mujer; que muchas veces durante el día, se encaminaba al gorg y la llamaba; que hizo sortilegios y promesas a las deidades que gobiernan aquel lugar, sin ningún resultado; que iba y venía, frenético, de la casa al gorg y del gorg a la casa, haciendo y deshaciendo el camino, llorando como una criatura, mirando de descubrirla cuando ella no se lo esperase..., que pasaba horas y horas en una ventana de oriente de su masía mirando hacia el lugar por dónde había huido y que, por la noche, cuando la luna llena, quería salir de la casa por ir a encontrarla a la ribera del tormentoso estanque pero que, cada vez que lo probaba, le venía un sueño irreprimible y caía como un cuerpo muerto, encima del escaño del hogar y se adormecía profundamente hasta el alba.
También explican que la mujer, cuando el amo, invadido de aquella postración, no se podía dar cuenta, entraba con cautela a la masía, iba al cuarto de sus hijos y los mimaba y los besaba muy dulcemente, se quedaba un buen rato, derecha y solícita, cantando su canción y que, antes de salir, dejaba caer unas lágrimas brillantes sobre la gran mesa de castaño del comedor, lágrimas que, el día siguiente, convertidas en rarísimas perlas de gran valor, recogía, absorto, el amo de Can Prat, sin saber la procedencia.
Así fue cómo, pese a la tragedia, se fortaleció todavía más y más la pujanza de la casa durante mucho tiempo.
Extraído del libro: "Leyendas del Montseny" Martí Boada

En fín, después de recordar éstas historias, me dirigí de nuevo a la moto, cuando ya oscurecía,
http://i15.photobucket.com/albums/a358/terraxaman/Aigua21.jpg
tomando la carretera hacia Sant Celoni, Santa Maria de Palau Tordera, Coll Formica, Seva y Viladrau...
Un perfecto día de moto que me ha parecido una forma extraordinariamente satisfactoria de celebrar mi aniversario.

Bueno espero que os haya gustado.


V’sssssssssss

Rock-n-Tacos
19/02/2006, 21:00
Feliz aniversario terraxaman :aplauso: , esto si que es una ruta con historia contada por un "herudito" , si señor asi se han de hacer las cosas... por un rato me has dejado embobao

Una cronica "FABULOSA"

19/02/2006, 21:15
Terra, pasmo me dejas.

Tienes que tener una biblioteca digna de ver.

Un saludo amigo, y sigue con estas historias, enganchan de verdad.

adrian_fr
19/02/2006, 21:22
APLAUSOS , APLUSOS VARIOS muy bien terra una cronica preciosa viva la literatura con amoto.
:asias: :asias: :asias: :aplauso: :aplauso:

pepepower
21/02/2006, 11:08
Es precioso. No sé si el cuento corresponde a una leyenda real,pero una de las cosas que más me gustan de la mitología y que he podido ver en esta historia es la cercanía a la vida ordinaria que reflejan. Un mísero "mortal" puede convivir con dioses y semidioses compartiendo costumbres,vivencias y siendo uno más de la comunidad.

Recuerdo haber leido un mito mesopotámico similar en que de vez en cuando unos seres surgían de los rios y los mares vestidos con trajes de resplandecientes escamas pero con forma humana.Esa gente siempre salía del agua al amanecer y volvían al atardecer.Lo que más llama la atención es que según dicen las tablillas la gente no se sentia atemorizada ya que sabian que sólo venían a comercial y como eran asíduos no les tomaban como extraños,también decían eran conocedores de su lenguaje.

Si te suena de algo esta leyenda terraxaman cuentate algo, fale!?

FRNK
21/02/2006, 13:59
:aplauso: :aplauso: :aplauso:

Muy buen relato. :birra:

Pepepower, ese mito ¿Tendrá que ver con que los Sumerios fueran civilizados por Oanes, medio humano, medio pez?. :roll:

21/02/2006, 14:08
Que pasada de relatooo!!! Nos haces siempre pasar buenos momentos terraxaman. :ordenador:

pepepower
21/02/2006, 20:46
Frank_gs si te lo sabes a que esperas para contarlo!!!

te juro que no sé concretamente donde lo vi o leí,podría ser. :roll:

Juanmiroquai
22/02/2006, 08:54
Bonita historia, e impresionante paraje... :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso: :aplauso:

KIKE
22/02/2006, 11:36
Felicidades Terraxaman, una vez mas te has superado, y has conseguido tenernos absortos durante un rato.
La verdad es que me ha tocado la fibra, sobre todo la parte en al que el pueblo iba a por las "brujas", aludiendo entre otras el echo de que se le morían los niños varones. Y es que precisamente el otro día hablando con una amiga que trabaja en temas de fertilidad nos contaba, como hay una enfermedad, que consiste precisamente en eso, en que las madres que tienen este problema en su mapa genético, solo pueden dar a luz hembras, muriendo sin remedio los varones. Osea algo que es una desgracia para una pobre familia, llega la muchedumbre, y amparándose en la religión y con su representante la cabeza van y lo convierten en una masacre. Si ya se que este caso solo es una leyenda, pero los hay reales y sigue ocurriendo, la iglesia Catolica, si si la Catolica sigue realizando exorcismos con el resultado de muerte en algunos casos. Pero claro eso pasa cuando proclamas que eres el enviado de dios en la tierra, que tienes que saberlo todo, y claro lo que no sabes pues te lo inventas.

FRNK
22/02/2006, 13:50
Hombre Kiecolo, en esos casos era más la ignorancia de las gentes, que la propia iglesia catolica, la que les llevaba a cometer semejantes asesinatos. Otra cosa es que la iglesia fomentara la ignorancia entre sus fieles, por aquello de tener al rebaño controlado... :oops:

Pepepower, esto es (parte de) lo cuenta Beroso, un "monje" que vivio por la epoca de Alejandro Magno y escribio acerca de Babilonia...

"...Oannes. Todo el cuerpo del animal era como el de un pez, y tenía debajo de una cabeza de pez otra cabeza y también pies abajo, como los de hombre, subunidos a la cola de pez. Su voz y también su lenguaje era articulado y humano. Este ser, durante el día solía conversar con los hombres; pero no tomaba ningún alimento en ese tiempo y les enseñaba letras y ciencias y toda clase de artes. Les enseñó a construir casas, fundar templos, a recopilar leyes y les explicó los principios de la geometría, Les enseñó a distinguir las semillas de la tierra y a recoger frutos. En poco tiempo les instruyó en todo cuanto pudiera tender a suavizar los modales y humanizar al hombre. Desde aquel entonces, tan universales fueron sus enseñanzas, que nada se ha añadido para mejorarlas. Cuando se ponía el sol, este ser tenía la costumbre de sumergirse de nuevo en el mar y permanecer toda la noche en su profundidad, pues era anfibio..."

Mas info -> el "señor" Google :hammer:

KIKE
22/02/2006, 14:28
Frank tienes razón en que he sido un poco duro.
Bueno, si alguien se siente ofendido, lo siento no era mi intención meterme con la iglesia católica en general.
Solo hacer ver que no se puede ir por la vida con "Fé ciega", no porque te digan que hablan en nombre de Dios se puede hacer caso a todo lo que te digan, y la historia esta repleta de errores de las diferentes Iglesias.
¿Sera porque son humanas?

pepepower
22/02/2006, 18:29
:ole: Siiiiiii frank_gs es esa!!! Oannes,me quedaré con el nombre. ;-) .Me suena que lo leí en no se que movida de ufología haciendo cierto paralelismo con la vida extreterrestre y demás,pero vamos que como mito me gusta igual.

Sobre lo de las religiones kiecolo,bueno,creo que el problema es el fanatismo como dices,sea religioso o no.Las matanzas siempre se han hecho de la misma manera,siempre hay un grupo o lider que canalizando el malestar que sufre la gente por las penurias de la vida incita a la "plebe" a aniquilar un sujeto o grupo ,mas simbólico que real, haciendoles creer que así vivirán mejor.Curiosamente esos mismos que incitan son los que luego se ven recompensados con riquezas poder o respeto. :estopa:

Eso ha pasado,pasa y pasará si no ponemos freno,así que lo mejor es que tengamos la guardia alta no nos vayan a engañar a nosotros también. :-?


Que co*o man dao que no suelto el teclado!! :-P

terraxaman
23/02/2006, 01:40
Hola nois:

El tema de las religiones, el fanatismo, la violencia y la represión de los que no piensen/sienten como yo es tan complicada que merecería, no un post, sino miles de foros...
Es cierto que la Iglesia Católica, cuando se vió amenazada, por la ruptura de Oriente primero -ortodoxos- y por los protestantes después, incrementó la represión y la barbarie hasta niveles de sofisticación increíbles, podéis reiros del actual fanatismo... nadie escapó a sus redes, desde la familia más humilde -acusada de brujería-, hasta médicos, científicos, artistas, reyes, e incluso algún Papa...
Lo sorprendente de la historia que explicaba en el post, es la paradoja, entre matar a bastonazos y hacerlo en nombre del cristianismo...
Por cierto, el tema de los hombres pez, es otro de esos mitos tradicionales y universales, la fusión de elementos humanos con animales y/o plantas, se asocía también con el nacimiento de las religiones totémicas -recordais los dioses egipcios, mitad humanos, mitad animales, o el minotauro, o los centauros de la mitología griega, o los hombres vampiros -Drácula-, el hombre lobo, el Yeti, Big Foot, etc.?

Para el Pepepower.( y para los demás, conoces a H.P.Lovecraft?)

Dogon.

Escribo esto bajo una fuerte tensión mental, ya que cuando llegue la noche habré dejado de existir. Sin dinero, y agotada mi provisión de droga, que es lo único que me hace tolerable la vida, no puedo seguir soportando más esta tortura; me arrojaré desde esta ventana de la buhardilla a la sórdida calle de abajo. Pese a mi esclavitud a la morfina, no me considero un débil ni un degenerado. Cuando hayan leído estas páginas atropelladamente garabateadas, quizá se hagan idea -aunque no del todo- de por qué tengo que buscar el olvido o la muerte.

Fue en una de las zonas más abiertas y menos frecuentadas del anchuroso Pacífico donde el paquebote en el que iba yo de sobrecargo cayó apresado por un corsario alemán. La gran guerra estaba entonces en sus comienzos, y las fuerzas oceánicas de los hunos aún no se habían hundido en su degradación posterior; así que nuestro buque fue capturado legalmente, y nuestra tripulación tratada con toda la deferencia y consideración debidas a unos prisioneros navales. En efecto, tan liberal era la disciplina de nuestros opresores, que cinco días más tarde conseguí escaparme en un pequeño bote, con agua y provisiones para bastante tiempo.

Cuando al fin me encontré libre y a la deriva, tenía muy poca idea de cuál era mi situación. Navegante poco experto, sólo sabía calcular de manera muy vaga, por el sol y las estrellas, que estaba algo al sur del ecuador. No sabía en absoluto en qué longitud, y no se divisaba isla ni costa algunas. El tiempo se mantenía bueno, y durante incontables días navegué sin rumbo bajo un sol abrasador, con la esperanza de que pasara algún barco, o de que me arrojaran las olas a alguna región habitable. Pero no aparecían ni barcos ni tierra, y empecé a desesperar en mi soledad, en medio de aquella ondulante e ininterrumpida inmensidad azul.

El cambio ocurrió mientras dormía. Nunca llegaré a conocer los pormenores; porque mi sueño, aunque poblado de pesadillas, fue ininterrumpido. Cuando desperté finalmente, descubrí que me encontraba medio succionado en una especie de lodazal viscoso y negruzco que se extendía a mi alrededor, con monótonas ondulaciones hasta donde alcanzaba la vista, en el cual se había adentrado mi bote cierto trecho.

Aunque cabe suponer que mi primera reacción fuera de perplejidad ante una transformación del paisaje tan prodigiosa e inesperada, en realidad sentí más horror que asombro; pues había en la atmósfera y en la superficie putrefacta una calidad siniestra que me heló el corazón. La zona estaba corrompida de peces descompuestos y otros animales menos identificables que se veían emerger en el cieno de la interminable llanura. Quizá no deba esperar transmitir con meras palabras la indecible repugnancia que puede reinar en el absoluto silencio y la estéril inmensidad. Nada alcanzaba a oírse; nada había a la vista, salvo una vasta extensión de légamo negruzco; si bien la absoluta quietud y la uniformidad del paisaje me producían un terror nauseabundo.

El sol ardía en un cielo que me parecía casi negro por la cruel ausencia de nubes; era como si reflejase la ciénaga tenebrosa que tenía bajo mis pies. Al meterme en el bote encallado, me di cuenta de que sólo una posibilidad podía explicar mi situación. Merced a una conmoción volcánica el fondo oceánico había emergido a la superficie, sacando a la luz regiones que durante millones de años habían estado ocultas bajo insondables profundidades de agua. Tan grande era la extensión de esta nueva tierra emergida debajo de mí, que no lograba percibir el más leve rumor de oleaje, por mucho que aguzaba el oído. Tampoco había aves marinas que se alimentaran de aquellos peces muertos.

Durante varias horas estuve pensando y meditando sentado en el bote, que se apoyaba sobre un costado y proporcionaba un poco de sombra al desplazarse el sol en el cielo. A medida que el día avanzaba, el suelo iba perdiendo pegajosidad, por lo que en poco tiempo estaría bastante seco para poderlo recorrer fácilmente. Dormí poco esa noche, y al día siguiente me preparé una provisión de agua y comida, a fin de emprender la marcha en busca del desaparecido mar, y de un posible rescate.

A la mañana del tercer día comprobé que el suelo estaba bastante seco para andar por él con comodidad. El hedor a pescado era insoportable; pero me tenían preocupado cosas más graves para que me molestase este desagradable inconveniente, y me puse en marcha hacia una meta desconocida. Durante todo el día caminé constantemente en dirección oeste guiado por una lejana colina que descollaba por encima de las demás elevaciones del ondulado desierto. Acampé esa noche, y al día siguiente proseguí la marcha hacia la colina, aunque parecía escasamente más cerca que la primera vez que la descubrí. Al atardecer del cuarto día llegué al pie de dicha elevación, que resultó ser mucho más alta de lo que me había parecido de lejos; tenía un valle delante que hacía más pronunciado el relieve respecto del resto de la superficie. Demasiado cansado para emprender el ascenso, dormí a la sombra de la colina.

No sé por qué, mis sueños fueron extravagantes esa noche; pero antes que la luna menguante, fantásticamente gibosa, hubiese subido muy alto por el este de la llanura, me desperté cubierto de un sudor frío, decidido a no dormir más. Las visiones que había tenido eran excesivas para soportarlas otra vez. A la luz de la luna comprendí lo imprudente que había sido al viajar de día. Sin el sol abrasador, la marcha me habría resultado menos fatigosa; de hecho, me sentí de nuevo lo bastante fuerte como para acometer el ascenso que por la tarde no había sido capaz de emprender. Recogí mis cosas e inicié la subida a la cresta de la elevación.

Ya he dicho que la ininterrumpida monotonía de la ondulada llanura era fuente de un vago horror para mí; pero creo que mi horror aumentó cuando llegué a lo alto del monte y vi, al otro lado, una inmensa sima o cañón, cuya oscura concavidad aún no iluminaba la luna. Me pareció que me encontraba en el borde del mundo, escrutando desde el mismo canto hacia un caos insondable de noche eterna. En mi terror se mezclaban extraños recuerdos del Paraíso perdido, y la espantosa ascensión de Satanás a través de remotas regiones de tinieblas.

Al elevarse más la luna en el cielo, empecé a observar que las laderas del valle no eran tan completamente perpendiculares como había imaginado. La roca formaba cornisas y salientes que proporcionaban apoyos relativamente cómodos para el descenso; y a partir de unos centenares de pies, el declive se hacía más gradual. Movido por un impulso que no me es posible analizar con precisión, bajé trabajosamente por las rocas, hasta el declive más suave, sin dejar de mirar hacia las profundidades estigias donde aún no había penetrado la luz.

De repente, me llamó la atención un objeto singular que había en la ladera opuesta, el cual se erguía enhiesto como a un centenar de yardas de donde estaba yo; objeto que brilló con un resplandor blanquecino al recibir de pronto los primeros rayos de la luna ascendente. No tardé en comprobar que era tan sólo una piedra gigantesca; pero tuve la clara impresión de que su posición y su contorno no eran enteramente obra de la Naturaleza. Un examen más detenido me llenó de sensaciones imposibles de expresar; pues pese a su enorme magnitud, y su situación en un abismo abierto en el fondo del mar cuando el mundo era joven, me di cuenta, sin posibilidad de duda, de que el extraño objeto era un monolito perfectamente tallado, cuya imponente masa había conocido el arte y quizá el culto de criaturas vivas y pensantes.

Confuso y asustado, aunque no sin cierta emoción de científico o de arqueólogo, examiné mis alrededores con atención. La luna, ahora casi en su cenit, asomaba espectral y vívida por encima de los gigantescos peldaños que rodeaban el abismo, y reveló un ancho curso de agua que discurría por el fondo formando meandros, perdiéndose en ambas direcciones, y casi lamiéndome los pies donde me había detenido. Al otro lado del abismo, las pequeñas olas bañaban la base del ciclópeo monolito, en cuya superficie podía distinguir ahora inscripciones y toscos relieves. La escritura pertenecía a un sistema de jeroglíficos desconocido para mí, distinto de cuantos yo había visto en los libros, y consistente en su mayor parte en símbolos acuáticos esquematizados tales como peces, anguilas, pulpos, crustáceos, moluscos, ballenas y demás. Algunos de los caracteres representaban evidentemente seres marinos desconocidos para el mundo moderno, pero cuyos cuerpos en descomposición había visto yo en la llanura surgida del océano.

Sin embargo, fueron los relieves los que más me fascinaron. Claramente visibles al otro lado del curso de agua, a causa de sus enormes proporciones, había una serie de bajorrelieves cuyos temas habrían despertado la envidia de un Doré. Creo que estos seres pretendían representar hombres... al menos, cierta clase de hombres; aunque aparecían retozando como peces en las aguas de alguna gruta marina, o rindiendo homenaje a algún monumento monolítico, bajo el agua también. No me atrevo a descubrir con detalle sus rostros y sus cuerpos, ya que el mero recuerdo me produce vahídos. Más grotescos de lo que podría concebir la imaginación de un Poe o de un Bulwer, eran detestablemente humanos en general, a pesar de sus manos y pies palmeados, sus labios espantosamente anchos y fláccidos, sus ojos abultados y vidriosos, y demás rasgos de recuerdo menos agradable. Curiosamente, parecían cincelados sin la debida proporción con los escenarios que servían de fondo, ya que uno de los seres estaba en actitud de matar una ballena de tamaño ligeramente mayor que él. Observé, como digo, sus formas grotescas y sus extrañas dimensiones; pero un momento después decidí que se trataba de dioses imaginarios de alguna tribu pescadora o marinera; de una tribu cuyos últimos descendientes debieron de perecer antes que naciera el primer antepasado del hombre de Piltdown o de Neanderthal. Aterrado ante esta visión inesperada y fugaz de un pasado que rebasaba la concepción del más atrevido antropólogo, me quedé pensativo, mientras la luna bañaba con misterioso resplandor el silencioso canal que tenía ante mí.

Entonces, de repente, lo vi. Tras una leve agitación que delataba su ascensión a la superficie, la entidad surgió a la vista sobre las aguas oscuras. Inmenso, repugnante, aquella especie de Polifemo saltó hacia el monolito como un monstruo formidable y pesadillesco, y lo rodeó con sus brazos enormes y escamosos, al tiempo que inclinaba la cabeza y profería ciertos gritos acompasados. Creo que enloquecí entonces.

No recuerdo muy bien los detalles de mi frenética subida por la ladera y el acantilado, ni de mi delirante regreso al bote varado... Creo que canté mucho, y que reí insensatamente cuando no podía cantar. Tengo el vago recuerdo de una tormenta, poco después de llegar al bote; en todo caso, sé que oí el estampido de los truenos y demás ruidos que la Naturaleza profiere en sus momentos de mayor irritación.

Cuando salí de las sombras, estaba en un hospital de San Francisco; me había llevado allí el capitán del barco norteamericano que había recogido mi bote en medio del océano. Hablé de muchas cosas en mis delirios, pero averigüé que nadie había hecho caso de las palabras. Los que me habían rescatado no sabían nada sobre la aparición de una zona de fondo oceánico en medio del Pacífico, y no juzgué necesario insistir en algo que sabía que no iban a creer. Un día fui a ver a un famoso etnólogo, y lo divertí haciéndole extrañas preguntas sobre la antigua leyenda filistea en torno a Dagón, el Dios-Pez; pero en seguida me di cuenta de que era un hombre irremediablemente convencional, y dejé de preguntar.

Es de noche, especialmente cuando la luna se vuelve gibosa y menguante, cuando veo a ese ser. He intentado olvidarlo con la morfina, pero la droga sólo me proporciona una cesación transitoria, y me ha atrapado en sus garras, convirtiéndome irremisiblemente en su esclavo. Así que voy a poner fin a todo esto, ahora que he contado lo ocurrido para información o diversión desdeñosa de mis semejantes. Muchas veces me pregunto si no será una fantasmagoría, un producto de la fiebre que sufrí en el bote a causa de la insolación, cuando escapé del barco de guerra alemán. Me lo pregunto muchas veces; pero siempre se me aparece, en respuesta, una visión monstruosamente vívida. No puedo pensar en las profundidades del mar sin estremecerme ante las espantosas entidades que quizá en este instante se arrastran y se agitan en su lecho fangoso, adorando a sus antiguos ídolos de piedra y esculpiendo sus propias imágenes detestables en obeliscos submarinos de mojado granito. Pienso en el día que emerjan de las olas, y se lleven entre sus garras de vapor humeantes a los endebles restos de una humanidad exhausta por la guerra... en el día en que se hunda la tierra, y emerja el fondo del océano en medio del universal pandemonio.

Se acerca el fin. Oigo ruido en la puerta, como si forcejeara en ella un cuerpo inmenso y resbaladizo. No me encontrará. ¡Dios mío, esa mano! ¡La ventana! ¡La ventana!

naku
23/02/2006, 21:35
Como siempre terraxaman creando o insentibando nuestros pensamientos, en post como estos es donde realmente conoces mas a la gente .


Un saludo

V´sss

joscoma
27/02/2006, 20:22
CREO QUE VOY A MONTAR EL CLUB DE FANS DE TERRAXAMAN.ME HA ENCANTADO LA LEYENDA DE LES DAMES D'AIGUA.YA ESTOY ESPERANDO ASIOSO TU PROXIMA CRONICA.SALUDOS Y VSSSSSSSSSSSS