Tienda Motoristas.com
                               
Mostrar feed RSS

Mujer al Manillar

Dos adhesivos de Elefantentreffen

Calificar esta entrada


Uploaded with ImageShack.us

Agustín salió de su saco de dormir, abrió la cremallera de su tienda de campaña y miró al cielo: remoloneaba algo de aguanieve y se recortaba un brillante arco-iris contra el cielo plomizo. Escuchó a los que le rodeabamos en la acampada de la reunión invernal de Arguís quejarnos del frío.
-Mariconadas, -a estas alturas no leo el pensamiento pero me juego el ABS de la moto a que debió ser algo así-, Elefantentreffen, eso es pasar frío.

Hombre, de acuerdo que el Pirineo de Huesca no es la Selva Negra de Baviera en febrero, pero tampoco es de despreciar acampar a bajo cero, digo yo. Bajó a coger algo del famoso bidón azul que hace las veces de cofre de su Fazer 600 roja y se le cayó el alma a los pies: habían desaparecido dos de sus adhesivoos de la concentración de Elefantentreffen. Supongo que como la de Agustín era la moto del parking que lucía más adhesivos, pensaría el chorizo que no se iba a notar si le faltaban dos. Eso sí, mira por donde no le quitó los de Solo Moto, no. Ya sabía lo que mangaba.

Sus adhesivos. Sus recuerdos. El frío que pasó. Los 1.800 km de ida, y otros tantos de vuelta a través de Francia Suiza y Alemania en pleno mes de febrero. La acampada con un metro de nieve. La cuesta helada. El anticongelante que no lo era. Las Schneider Weisse que tan buenas dicen los alemanes que son para la digestión a precio de whisky.

CHORIZOS. LA MADRE QUE LOS PARIÓ. Con todos los kilómetros que Agustín ha hecho a lo largo y ancho de España y toda Europa, es la primera vez que le ha pasado algo así. ¡Y entre moteros... por favor! ¿Pero para qué las quieren? ¿Para fardar de que han estado en Elefantentreffen dos veces sin haber puesto jamás los pies?

Está visto que el motero de terraza alcanza unas cotas de caradura inauditas. Solamente espero que si alguien observa que a su colega le han salido dos adhesivos de Elefantentreffen de repente como si fueran dos setas invernales, que se acuerde de estas líneas y le pregunte cómo sacó la moto de la explanada. Dejarle en ridículo, es lo mínimo que podemos hacer por el bueno de Agustín.
Categorías
Sin categoría

Comentarios