Pues si. además iba yo tranquilamente por el bosque cual Caperucita motorizada, cuando de repente se abrió ante mi lo ignoto, el bucólico paisaje de abedules y robles con el pelaje otoñal que le da ese dorado manto que nos vuelve melancólicos.



El tapiz del camino invitaba al derrape, al acelerón, pero no, yo no soy uno de esos, yo a lo mio, a ponerme de pie en las estriberas y dejar que la gélida brisa matutina me acariciase los pómulos e hicese trabajar al lacrimal. Dan un poco de respeto esas zonas umbrías pintadas de blanco escarcha, verdad?
Cuantas veces me he dicho aquello de comprarme un casco de verdad para el campo, pero soy un sentimental; mi Duraleu-Forte me ha traido y llevado durante años y no voy a deshacerme de él así como así. Ya dice el tango que 20 años no es nada.



Me las prometía muy felices cuando un árbol se atravesó en mi camino. He dicho árbol? no, no, era una rama. Vaya, y yo sin mi hacha!
Gracias Leathermann. jeje



En realidad no es una ruta ni es nada, simplemente he bajado al pueblo a tomarme unos vinos, pero la aventura se vive a diario.

salu2
Rattenbiker aka Ratbike