Día 6 Mostar - Dobrilovina. 350km - 12h



Es flipante cómo se recupera el cuerpo con unas cuantas horas en posición horizontal. Saltamos de la cama, recargadas las baterías, desayunamos en nuestra suite y empaquetamos todo el equipaje.

La etapa de hoy, nos apetece mucho. Tenemos por delante la salida de Bosnia&Herzegovina por Hum bordeando el Drina y entrada a Montenegro para rodar por el Parque Nacional del Durmitor.

Bajamos todo al parking y montamos la moto. No hay nadie en recepción así que dejamos las llaves en el mostrador. Moto arrancada, vamos a salir del parking, pero... ¿¡cómo se abre la puerta!?
Buscamos por todos lados un pulsador. Desmontamos una caja de fusibles a ver si podíamos hackear el sistema . Nos intentamos colar en la caseta de recepción pero estaba chapada a cal y canto.

Finalmente se me ocurrió llamar al timbre del hotel . Una señora se asomó por una ventana de una habitación que daba al patio interior y me dijo algo que no entendí. Parking, parking! - Le dije. Sacó un mando a distancia y nos abrió el garaje.



Con la historia habíamos perdido algo de tiempo, así que marcha!



A la salida de Mostar nos impresionó un kilométrico cementerio



¿Hay algo más bonito que las montañas bañadas por la luz de la mañana?



Mientras andábamos embelesados por la naturaleza, el frescor de la mañana, las curvas de la carretera con un digno asfalto que aportaban ese toque extra que a todos los moteros nos pone a mil... empezamos a oler a plástico quemado y conforme avanzábamos confirmamos nuestras sospechas. El bosque se abría para, de repente y al borde de la carretera encontrar un vertedero gigante en llamas... desde luego, la conciencia ecológica no es lo suyo. A eso sumemos un incremento de desperdicios arrojados en todas las cunetas...

Y rodando, rodando entramos en la República Srpska!



Aquí pusimos la gasolina más barata de todo el viaje. 1€/l al cambio!



Proseguimos nuestro discurrir por el sur de la república Srpska flipando con la belleza de sus montañas y apuntándonos este sitio para volver en un futuro y conocerlo en profundidad.

Debía ser cosa de las horas que eran y el hambre que tenía, pero a mí estas montañas me recordaban al lomo embuchado





Decidme que no...



De repente nos encontramos entrando en un túnel bastante largo sin ninguna iluminación. Era muy desconcertante porque, pese a ser recto, no se veía ninguna luz al final!



Estos arbolitos me encantaban, ahí ellos clavados en la roca



Las medias estaban siendo lentas, lentas, porque no podíamos parar de mirar a derecha e izquierda.

Y para rematar, nos encontramos unos 10km de carretera en obras en plan salvaje como les gusta aquí...



Y de pronto llegamos a la frontera. Nos habían recomendado pasar por aquí porque es poco transitada y el trámite es rápido. Lo cierto es que había poca gente, pero la celeridad no era algo que definiese a los señores funcionarios de fronteras, así que dejamos la moto al sol mientras nos cobijábamos en una minúscula sombra ante la mirada reprobatoria de los guardias.

Y al fin cruzamos! Estamos en Montenegro!





Este es el río Tara cuyo cañón delimita buena parte de la frontera de Bosnia con Montenegro. Pronto nos volveremos a ver



Nos adentramos en Montenegro, por el cañón del río Piva. La naturaleza es tan exhuberante o más que en Bosnia. Impresionante!

Cruzamos el Piva por este puente colgante. No se aprecia en la foto, pero es larguísimo.



Esta foto está echada desde el puente. Se ve el río allá abajo los agujeros que se le practicaron a la montaña para abrirse paso.



Y un poco más adelante el embalse



Y seguimos por la E762 hacia el sur y ojo que por poco que te despistes te pierdes la cueva por la que te has de meter si vas en dirección al parque nacional del Durmitor!

Media vuelta y palante.

En nada nos plantamos en una bifurcación mítica, por encontrarse dentro de una cueva muy pintoresca.



A la izquierda es por donde nos iremos nosotros, dirección Trsa, lo que nos conducirá al Durmitor.
A la derecha sale una carreterita cuaternaria que pronto se convierte en pista y que bordea el pantano que tiene una pintaza tremenda, pero no se puede abarcar todo...

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Tampoco nos podemos quejar de las vistas que nos dejó la ruta elegida. Empezamos a subir y subir y de repente: altiplano. El paisaje cambia dramáticamente, los prados ya amarillos nos ofrecen un semblante casi lunar muy impactante si tenéis en cuenta que hace 20 minutos todo era verde y montañoso!



Y en nada... bienvenidos al Durmitor.

El parque es impresionante. Como siempre, las fotos no hacen justicia y mucho menos reflejan la inmensidad de los espacios





Aquí tuvimos un encuentro la mar de curioso...

La idea era detenernos por ahí y comer de pique-nique así que donde nos pareció aparcamos y nos desprendimos de toda la ropa de moto, nos embadurnamos de crema del sol porque allí no hay ni una sombra y el solete pega sin compasión, sacamos la caja de comida y ya cuando vamos a empezar se detiene un coche a nuestro lado y desde la ventanilla nos dice algo.

Era un señor que decía ser guardia del parque, que nos preguntaba si teníamos entradas para el parque. Le decimos que no, que pensábamos que la entrada era libre y que de hecho no había ninguna caseta ni cartel en ningún lado. Nos dice que la entrada es libre, que puedes cruzarlo sin pagar, pero si aparcas has de pagar entrada. Le decimos que no estamos aparcados, que simplemente hemos parado a tomar algo y que vamos a continuar nuestro camino. "Estamos aparcados", insiste, debemos pagar entrada. Le digo, está bien, cuánto es? 3€ por cabeza. En esto Urmila entra en furia 3 cada uno???? Por parar a beber agua y a comer un cacho pan?? No, nos vamos. El hombre erre que erre, que tenemos que pagar entrada. En esto que Urmila usa su técnica que tiene para cuando se quiere quitar a alguien de encima que habla pichí pichá en inglés y te está mareando, que consiste en decirle un montón de cosas aunque sean inconexas para saturarlo. Y mano de santo oigan. De hecho me estaba saturando hasta a mí . El hombre se larga diciéndonos que nos demos prisa en recojer y que como estemos ahí cuando vuelva veremos.

A nosotros todo esto nos pareció rarísimo. Aunque nos enseñó unas entradas que parecían genuinas, lo cierto es que yo me puedo hacer un talonario como ese en cualquier imprenta... Así que más adelante nos paramos al ver unos moteros que nos habían adelantado un ratillo antes.



Les contamos la pirula y nos dicen que a ellos no les ha dicho nada (y eso que ha pasado antes por ahí). Muy raro...

Intercambiamos historietas y nos dieron algunas recomendaciones para Rumanía



Tronco! Súbete a la moto ya que vendrá el hombre de las entradas y te dirá que has aparcado!



Inmenso...







Salimos del Durmitor y nos dirigimos al sureste por unos puertos de montaña entretenidos con asfalto salvaje.



Habíamos echado un montón de horas entre Bosnia y el Durmitor y aquí tocaba apretar. Al final los kilómetros se volvieron lentos tirando a infernales por los parches del asfalto, grietas y demás entretenimientos. Urmila estaba realmente machacada porque además le dolían los riñones y este firme no ayudaba en absoluto.



Al terminar la carreterita (R-18 para más señas) encontramos un barete donde paramos a descansar y tomarnos una cola para paliar el calor.

Ostras pedrín, una manguera! Ni corto ni perezoso le digo al jefe del bar si me deja echarle un agua a la moto a lo que no pone ninguna pega





Y con el último aliento llegamos a Dobrilovina al primer camping del viaje. Ya tocaba, ¿no?



Y con esto y un bizcocho tenemos el día de hoy.



Mañana más!