Pues resulta que por el foro AdvRider me topé con un alemán que se fue en enero a Chile para bajar a Ushuaia con su KTM 690 enduro y luego iba a subir por todo sudamérica hasta Colombia. Os presento a su moto, a mí por la mañana en pijama acompañandole a cargar la moto:
Llegó a Quito, a mi casa, a mediados de Mayo, y decidimos irnos con las motos a la selva. Yo, que era la local, sólo decía vamos al Tena!! que es uno de los pueblos donde comienza la Amazonía. De ahí ya , ni idea. Pero vamos!! Un día antes llegó una pareja en una BMW 1150 que estaba haciendo el mismo viaje que mi amigo alemán, sólo que ellos iban camino a Alaska... Así que nos juntamos 3 motos, 4 amigos, y nos fuimos para el Tena.
Toqué diana a las seis de la mañana, desayunamos y salimos cingando!!
Insistí en salir el viernes a primera hora para ver si había suerte y veíamos las montañas de Ecuador, pero sobretodo el Antisana, que es una montaña salvaje con un glaciar en movimiento, difícil de subir, y difícil de ver porque siempre está cubierto. Tuvimos mucha suerte porque después de casi un mes de lluvias por fín por fin amaneció un día despejado que nos regaló unas vistas impresionantes del Ruco Pichincha, el Cotopaxi, el Cayambe y el Antisana.
Antisana al fondo:
Para llegar desde Quito al Oriente (a la amazonía), hay que pasar por el paso de papallacta, un páramo medio frío pero el tiempo nos acompañó:
Después empieza la bajada a Baeza, donde desayunamos y cogimos rumbo al sur hasta el Tena. Una vez en Tena, a la cual llegamos un poco antes del mediodía:
aunque yo era la local, ellos con sus GPS prepararon la ruta. Era la primera vez que bajaba al oriente, así que no tenía ni puta idea de qué se podía hacer. Además, tenía un contacto que nos iba a decir qué rutas podíamos hacer, pero no me cogía el teléfono... Así que Torsten el alemán decidió la ruta y nos pusimos en camino, él guiando. Justo en ese momento se puso a llover. Fue muy curioso: hacía calor, pero llovía. Nunca había conducido bajo un clima así. Iba con mis protecciones pero en camiseta, y la lluvia golpeaba rico aunque dolorosamente contra los brazos. Rumbo a Misahuallí, una de las entradas a la selva y comunidad indígena turística, había dos posibles caminos y nosotros tomamos uno bien interesante. Porque la carretera estaba cortada, y las motos pasaban por un puente:
Seguimos ruta hasta que llegamos a la entrada a la pista que queríamos tomar. Era exactamente la carretera del oleoducto, una carretera de pìedras sin una pizaca de barro, que cruzaba comunidad trás comunidad. De donde estabamos eran unos 150 km hasta la siguiente ciudad, El Coca, y decidimos hospedarnos en un sitio que estaba a la entrada, y resultó no ser para nada una mala idea:
Al día siguiente mientras desayunabamos se puso a llover muy fuerte, pero por suerte estos tipos no se amilanan ante nada. Y ya estaba pensando que no ibamos a salir y estaba medio mosca medio triste, pero sólo preguntaron cómo era el camino y al saber que no iba a haber barro, ni se plantearon el no salir. Salimos con lluvia y nos metidos de lleno a la jungla!!! Bueno, en realidad es jungla secundaria, ya que había mucho cultivo, mucha civilización, pero en cualquier caso era selva, con sus arañas, sus pajaros, sus tapires, etc. El Torsten grabó unos videos donde se puede ver cómo fue la ruta. Hicimos un par de vadeos chéveres:
Este vadeo estuvo interesante porque me sentí como Jesús caminando por encima de las aguas, como bailando con el río... Lo que pasa que iba (sin darme cuenta) con el embrague medio pisado y la moto no tiraba, hasta que solté el embrague y salí de una:
Después de 100 kilómetros llegaba a carretera asfaltada:
Comimos en El Coca, cruzamos una lengua del Río Amazonas, espectacular, y pusimos rumbo a Lago Agrio, porque la pareja quería cruzar la frontera a Colombia desde ahí. Encontramos un hotel que nos dejó aparcar las motos en la recepción:
Y al día siguiente nos despedimos, Torsten me acompañó a Quito (porque me dijo, no lleves herramientas, ya llevo yo, y luego se quería ir con la pareja a Colombia, y bueno me enfadé un poco porque no me importa rodar sóla pero hacerme 300 kilómetros sin herramientas no me hacía mucha gracia). La ruta de Lago Agrio a Quito fue preciosisima, era montaña pero mezclada con jungla, pasamos por al lado del volcán reventador, y bueno, vimos un montón de paisajes espectaculares pero no hay fotos. Fueron en total unos 700 kilómetros muy bien aprovechados.
Disfruté mucho rodando con Torsten, llevabamos ambos el mismo ritmo, era una carretera de muchas curvas, y a la entrada de Quito me despedí de él con mucha pena, hasta la próxima. Que espero que sea pronto.
Lo que me llevo de este viaje es que decidí que, al menos el viaje de bajada a la Patagonia, lo voy a hacer sola.
Un saludo, y espero que hayas disfrutado de los paisajes,
Kitxi
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