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Hoy los campos cercanos están como todos los días pero no es un día como todos. Con todo, el corazón mecánico de la moto parece animar y dulcificar las sombras.
Atravesamos el río Miño por un pequeño puente y pronto estamos ladera arriba.
Entre las trabajadas vides de Belesar vamos en busca del sur geográfico.
Atraviesamos primero un árido desierto artificial...
... y después volvemos a la rotunda estética natural.
Ahora entre viñedos de Ribeiro, llama la atención la Torre en ruinas de Puga. Es lo que queda de un antiguo castillo.
En Castrelo de Miño compruebo la hora. La veterinaria ya pasó por casa. Es solo un animal pero hemos jugado a dioses para acabar con su dolor inútil.
Nos alejamos de las tierras de Ribadavia para acercarnos a las de casa.
Y ya no vendrá a recibirme Simón. Pero si la perrita recientemente incorporada al zoo familiar. Nina fué adoptada poco antes de ingresar en la perrera municipal, en fin que la vida prosigue
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Por el camino le pregunté a San Pedro por el cielo y los animales. Las esculturas, imágenes y tallas no dicen ni una palabra, únicamente sientes lo que te parecen inspirar.
¡Hasta siempre Simón!