Gracias, Tino. Los videos me están costando perder amigos, familia, moto, jajaja (es broma) pero es verdad que llevan mucho curro. Menos mal que del día siguiente apenas tengo nada pues como sabes no salí pues me quedé descansando.

Pero bueno, paso a relatar lo que dio de sí la última etapa:

En esta última parte del primer día hubo de todo. Tras salir de la "ratonera" que para los menos preparados fueron las dunas, todavía nos quedaban unos 40 km hasta el pueblo donde repostamos (y donde yo me bebí una cocacola de litro del tirón...) y de ahi otros interminables 12 km de pista arenosa hasta KemKem, el lugar en medio de la nada donde comimos.

A pesar de la insistencia de los compañeros (lógico, somos un grupo) Ángel y yo decidimos volver por carretera, pues estábamos bastante cansados y quizá gracias a la edad y a la experiencia decidimos en este punto "ser cabezones" y cortar la parte "off road" (y menos mal que lo hicimos), así que una vez que regresamos a Abbouzan, el grupo se separó en dos. Es gracioso porque Uri me apostó 20 lereles a que llegarían ellos primero que nosotros... ¡ y los hubiera ganado si no llega a ser por lo que pasaron!.


Bueno, teníamos por carretera 170 km -que no es poco-, pero a parte de perder un buen rato en Abbouzan, pues los lugareños, al preguntar por el camino hacia Merzouga, nos indicaban la pista (menos mal que al poco entendimos dónde nos estábamos metiendo y decidimos dar la vuelta y buscar "el rodeo de la carretera"), paramos en varios sitios pues queríamos ir tranquilos. Además nos pilló una IMPRESIONANTE tormenta de arena, que lamentaré toda la vida no haberla podido grabar con la cámara (me quedé justo sin batería en ese momento). Era impresionante ver pasar por encima del asfalto, olas de arena a toda velocidad, mientras conseguíamos a duras penas seguir adelante, en segunda y con una inclinación de la moto contra el viento considerable. Una experiencia "mística", al menos para mí.

A todo esto comenté con Ángel que del día, para mí estaba siendo mucho más enriquecedor este tramo por carretera que todo lo vivido anteriormente. ¿Porqué? Pues porque por fin iba sin tensión, empapándome del paisaje y de sus gentes, que es una de las razones por la que había venido a Marruecos, en tanto que la mayor parte de lo anterior había sido una "lucha contra los elementos" que me dejaban poco tiempo para "el relax y la contemplación". Qué le vamos a hacer, yo soy así...


Al llegar a Merzouga, otra tormenta de arena. Si no hubiera sido porque tenía el waypoint del hotel no lo hubiera encontrado. Es más, solo cuando estuvimos a 20 metros pudimos ver que efectivamente habíamos llegado al hotel.


Y aqui fue cuando me encontré que justo acababan de entrar Tino, Sergi y Josep (este último le había dado un bajó de fuerzas o de azúcar o lipotimia o como se llame... no me extraña, por lo que tuvieron que pasar) y se estaba recuperando en recepción. Cuando Tino me contó que todavía había dos "en medio de la nada, a 75 km del hotel" me quedé de piedra. Pero por otra parte me ratifiqué en que mi decisión de no acompañarlos fue la mejor decisión que había tomado hasta ese momento del 2019...


A todo esto, permitidme que relate, un tanto cómicamente, lo que me pasó por la cabeza cuando, tras exponer Tino los hechos, me comentó que "si alguien le acompañaba se iba en moto al rescate de los compañeros y que una vez alli, si alguno no pudiera conducir su moto, se lo traía él como paquete".


Cuñaaaaaaaaaaaaaaooooooooooo


En ese momento me dije" tranquilo, motranqui, estás en frente de un chalao o un miembro de "los lagartos de V", que en cualquier momento se quita su piel de humano y te asfixia con su lengua viperina". Que no se te note... tu propósito ahora es regresar a España enterito. ¡¡¡Disimula!!!



Estaba claro que había que rescatar a los compañeros, pero ¿tras 270 km de paliza, amenazando tormenta de arena, te metes en moto otros 70 de ida y otros 70 de noche ciego, por caminos de arena, y te vuelves con ellos de paquete?

Cuñaaaaaaaaaaaaaaaaaaooooooo


En ese momento decidí, sin ningún complejo y todos los sellos y membretes que fueran necesarios, que me convertía en "madiquita o florecilla" oficial de la expedición. Y Ángel se sumó también a tan "cauto" título. Era una forma de garantizarme el regreso sano y salvo a España frente al "super-poderoso guía de la expedición, el Sargento Tino"



Finalmente contratamos un todo terreno y marcharon a por Uri y Moli, Tino, el conductor del TT y un chaval. Lo que pasó por la cabeza de los dos en tanto llegaba el rescate debió de ser "otra experiencia mísitica", tal como ha contado Uri.

No me acuerdo de ni si cené, y tampoco de la hora a la que llegaron, pues dormí toda la noche como un cesto habiendo decidido previamente que al día siguiente me quedaría todo el día de "turista de chanclas".

Bueno, y tras el ladrillo, lo que mola. La sexta parte: