Creo que me toca añadir mi granito de arena al primer día, por alusiones...
La cosa fue más o menos como Motranqui y Tino han contado... y me refiero como “menos” la parte que me tocó sufrir a mi mismo, primero con JOSE, luego con MOLI...

... imaginemos que estamos en ese punto, ya en el lado “de regreso” del bucle diario... con Ángel y Motranqui derivados a un regreso “algo” menos exigente... y los 5 descerebrados siguiendo a la busca de más.... NOPE! STOP!... mi aventura empezó antes...

Antes significa... antes de comer. Fue un suave anticipo de lo que me esperaba, pero para ser el primer día...

Salidos del primer mar de dunas donde gocé como un berraco en celo... nos tocó cruzar un ancho valle áspero de cagarse, pedregoso, y con la mira del GPS puesta en el siguiente repostaje, con algunos del equipo en reserva desde un buen rato antes... Huelga decir que en este terreno los tracks son “indicativos”, y no hay manera de seguir algo que se le pueda considerar “camino”... Con todas sus cosillas, el GPS sigue siendo el mejor aliado del rutero desértico... bendita tecnología.

En fin... llegamos cerca del punto marcado para el repostaje de garrafa y el grupo decide parar. Yo insisto en seguir los 1.5 km que faltan hasta el Waypoint, pero un cartel de “Essence” despita al rebaño, y el pastor TINO pierde el control por unos momentos. En mi papel de fiel escudero, mantengo los objetivos y convenimos que nos reunimos en el punto previsto, donde llego a los pocos minutos.

Como la KIKE530 viene con el depósito de 14 litros, yo no necesito gasofa... pero si agua fresquita de la que me abastecen los lugareños al tiempo que amenizan mi espera con solicitudes varias... la espera se eterniza... y me asaltan las dudas... ¿Tino ha dicho en el punto-gasofa o en el punto-banquete? ¿Habrán pasado por el exterior del pueblo y seguido hacia el segundo?... las dudas me llevan al error, y decido tirar hacia el restaurante...

En unos segundos el paisaje que me envuelve es sobrecogedor... una inmensa llanura parecida a un lago de sal, pero no es sal, sino arena muy blanca... Avanzo a paso alegre, gozando como en cada instante, pero con una sombra de preocupación por los demás. Me cruzo con algunos 4x4, detalle que me tranquiliza en este primer día donde la inmensidad de los espacios sin un alma a la vista son una sorpresa que cuesta de imaginarse a priori.

Llego al restaurante y no hay nadie... mi preocupación aumenta, ya que el tiempo de espera en la gasofería garrafera había sido muy considerable. Pero el dueño me informa que nadie ha pasado por allí en moto, por lo que me queda claro que voy por delante del grupo, confirmando que mi velocidad de crucero está siglos por delante del resto, a la par que mis habilidades con la moto.... JAJAJAJAJA... es broooooooma.

En fin, el primer susto se pasa en cuanto aparece TINO en la lontananza, como quien va paseando y por casualidad se topa con un desierto...