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Estas fiestas son contradictorias, por un lado echamos en falta a los que ya no están y por otro experimentamos una sobredosis de familiares. Un poco de moto y soledad viene muy bien. Hay una zona que encaja perfectamente con esos deseos.
Arrancamos después de comer y en media hora estamos entre los muros del monasterio de Montederramo.
En el siempre atractivo entorno de Chandrexa nos desviamos sierra arriba hacia la aldea de As Taboazas donde finaliza el asfalto.
Ya por pista trepamos por la vertiente oeste del Macizo Central Ourensán.
Abajo quedan los nueve habitantes de As Taboazas. La soledad que veníamos buscando nos acompañará casi tres horas.
Teóricamente toda la zona debería estar completamente nevada en esta época y la divertida pista, absolutamente intransitable.