El lugar de acampada no era muy adecuado ya que estaba al lado de una pista pero pensé que por la noche no pasaría nadie y hacia las 4 de la madrugada empiezo a oir ruido de motores: resulta que más allá estando arreglando la carretera y los camiones cargados de material pasan junto a donde estoy durmiendo.

Sigo por la pista hasta Beket Ata, uno de los lugares en donde hay mezquitas subterráneas.
Para llegar hasta las cuevas bajo tierra hay que bajar mucho, a pie, por unas escaleras y como que después habrá que subirlas decido de no ir.

Los paisajes siguen siendo espectaculares, de muchos colores, los blancos, grises y rojizos de las montañas y los verdes marrones de la hierba seca y el azul del cielo.

No son ni las 9 de la mañana y el sol ya aprieta mucho y como no tengo suficiente gasolina (me queda poco más de medio depósito) para continuar por la pista hasta encontrar la carretera decido volver atrás hasta Zhanaozen.
La ruta será Zhanaozen (llenar de gasolina), Shetpe (volver a poner gasolina) y Beyneu.

Por el camino me paro en un магазин (pequeña tiende o mini-martket) a comprar agua y fruta.
Más adelante cuando sólo faltan unos 200 kms para llegar a Beyneu me paro en una parada de bus que hay en el medio de la nada para comer algo y descansar a la sombra (es la única sombra que he encontrado en todo el camino), el termómetro marca 44ºC
Estoy a la sombra haciendo siesta y oigo unas motos que se acercan, son Shasha y Vitalii.
Continuamos la ruta juntos hasta Beyneu y nos detenemos a comer en la misma chaykhana donde desayunamos hace dos días, después buscamos un hotel donde descansar y pasar la noche.

En el hotel hay un grupo de chicas y chicos que viajan en bicicleta, no sé como pueden con el calor que hace, y un par de moteros, un austriaco y un italiano.
Charlamos, intercambiamos información, etc. y el italiano (Marco) mañana vendrá con nosotros para hacer ruta hacia Nukus (Uzbekistán).