El convento de Tomar es muy aconsejable. El interior de su capilla octogonal tiene una energía muy especial. Las historias de los Templarios,
con sus luces y sombras, siempre atraen. El monasterio anexo asombra por su tamaño. El acueducto que surtía el conjunto es digno de admirar.
Además la pequeña ciudad de Tomar es muy agradable.