El dakar de hoy es una reminiscencia de lo que fue antaño, pero es lo que hay, si no hubiera Dakar no tendríamos una mierda que llevarnos a la boca, a mí también me gustó más la etapa en Africa con todo lo que ello conllevaba, aventura y esfuerzo extremo, los lloriqueos de ahora rechinan recordando etapas épicas de antaño con el doble de kilometraje y tormentas de arena para encontrar el paso de Niamey, pero la carrera debe evolucionar o morir, el que pone la pasta es el que manda y sin equipos de marcas el Dakar se acabó, sabiendo que el verdadero corazón de la carrera son la gran mayoría amateurs.