Un refugio-abrigo humaniza esta sierra agreste. Tras beber de su fuente, botón rojo, pie izquierdo para abajo, clonk y salimos con fuerza para detenernos otra vez ante la entrada del “Bidueiral” de Montederramo. Es uno de los mayores bosques peninsulares de abedules.
Luego el camino se vuelve magnífico, pasamos de zonas que parecen el green de un campo de golf, a cruzar mágicos bosques.
Como tenemos la cima de la sierra no muy lejos, caemos en la tentación. En la zona llamada “el mal paso” ya vemos las antenas de la cumbre. A la ermita de San Mamede se le supone mas valor espiritual para los fieles que arquitectónico.
En su proximidad existe un interesante refugio en aceptable estado interior. Nos permitimos algún atajo en el descenso. Esta trail da mucha satisfacciones, especialmente si no tienes necesidad de ir enchufado todo el rato.
Toca ir despidiéndose del reino animal, vegetal y mineral de estos montes.
Al volver divisar aldeas y luego el valle de Maceda, ya sabemos que la ruta está finalizando. Mientras tanto, la cabeza no para y ya estamos con tormenta de ideas para la próxima...
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