Aunque en el apartado de fotos Motostrail ya mostré el enlace de esta ruta, aquí va la crónica:
Aprovechando una tarde sin compromisos, dejamos que la moto se tumbe de un lado al otro por el trazado de la OU-636. Muy disfrutón.
La apartada aldea de Langullo parece semiabandonada sin embargo bajo la bóveda de una seca fuente aparece caja con la sonrisa de una gran tienda virtual. Cosas de la globalidad.
Una estrecha, retorcida y aérea carretera de montaña nos lleva al pueblo de As Ermitas. Su santuario es afamado por esa zona.
Aunque un poco mas adelante parece que una modesta iglesia no tiene tanto cariño por parte de los fieles.
La villa de O Bolo conserva la torre del homenaje de lo que fue su castillo. Lo atravesamos.
Una antigua vecina del pueblo gustaba de asomarse a un punto panorámico. Los vecinos en su honor colocaron el “banco mas raro del mundo” en su honor.
Con todo el respeto al artesano local, el banco es poco agraciado. Ese color marrón brillante junto con esas formas arriñonadas, parece...
Opiniones aparte, las vistas si son atractivas.
Aunque es hora de la siesta y aunque los jefes no compartan sombra con los plebeyos, seguimos a lo nuestro por las carreterillas del oriente gallego.
El río Bibei es un caudaloso afluente del Sil. Pasamos a los pies de la presa del Vao.
Llama la atención una curiosa construcción, entre el bosque. Parece un hangar.
Conseguimos acercarnos, quizás saltándonos alguna norma y paseamos por su interior. Ciertos indicios revelan su uso.
Al pasar con la moto ante su fachada sur y echarle un vistazo, salimos totalmente de dudas.
Seleccionamos el modo de condición adecuado para disfrutar del regreso: Tacto manual del gas, flexión precisa de los dedos en mano derecha y tobillo del mismo lado como Abs, cambio secuencial en puntera del pie izquierdo ascendente o descendente...vamos, lo habitual en la Transalp.
Cierto que el verano en el norte ha sido este año muy tacaño pero como contrapartida, rodar con tanto verde en pleno agosto es todo un placer.
Hasta otra: