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Nos echamos al monte. Estirando dos tercios del caballaje de la Alp es suficiente para subir alegremente a un refugio situado en una antecima a 1600 metros de altitud.
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Su interior es sobrio y cutre, pero un buen refugio cuando el frio, la nieve o la ventisca azotan fuera. El panorama desde su puerta es agreste y atrayente a la vez.
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En 1946 por estos montes se refugiaron los componentes de la 2ª Agrupación de la resistencia anti-franquista. La 1ª agrupación merodeó por el Bierzo leonés y sur de Lugo.
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Si en pleno 2022 ya nos parece rodar por una zona quebrada, aislada y solitaria; cuesta imaginar lo que seria sobrevivir aquí hace varias décadas.
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Hablamos de incomunicación y de pronto nos topamos con una rotonda (con nombre y todo) en la que confluyen cinco pistas. Sin duda estamos en el siglo XXI
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Tomamos la de la izquierda, una interminable pista descendente nos va acercando al único núcleo poblado que existió en medio de la sierra. Allí establecieron unos 17 maquis (16 hombres y una mujer, madre de uno de ellos) su asentamiento.
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Cierto es que pese a su idealismo republicano actuaban a veces como bandoleros. De la ilusión no se come.
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Tras un recodo aparecen las primeras ruinas de A Edreira.
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Y al fondo se divisa lo que fue el extenso prado del único lugar acogedor de la severa sierra.
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Nos detenemos delante de lo que se llama la capilla. Aunque se comenta que nunca hubo tal edificio religioso. Se usaba coma cuadra para los borregos, por tanto su denominación tiene una carga irónica por parte de aquellas gentes.
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Actualmente es un refugio con unos catres de dudosa higiene, mesas, sillas y una interesante estufa.
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En esta remota vega vivía el casero Francisco Galán junto con su mujer y sus diez hijos. Esta familia vivía básicamente del ganado con una agricultura de autoconsumo. Nunca se supo si su relación con los guerrilleros era de cooperación o bien de rehén obligado.
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Como buen río recién nacido en la montaña es cristalino y muy frío.
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Aguas abajo se mantiene en pie un pilar del puente destruido en marzo de 1949 por 140 militares del régimen. Las casas, alpendres y cuadras fueron incendiadas.
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Dejamos la orilla y subimos de nuevo a la capilla, sacamos una mesa y sillas al exterior. Disfrutaremos un rato de esta naturaleza y los productos que nos brinda: Zumo de malta y lúpulo con pan y chorizo.
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Se supone que algunos de los maquis aniquilados yacen en alguna fosa cercana. Solo uno pudo escapar. A Galán lo ejecutaron en la sierra camino del pueblo de Cerdedelo acusado de colaboracionista. Su mujer e hijos quedaron en la mas absoluta ignominia y pobreza.
Este lugar es triste por su historia pero hermoso y positivo. Cierto que para ver el cielo hay que estirar mucho el cuello, pero este pequeño valle tiene una atmósfera especial.
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Montamos de nuevo en la trail con la idea de seguir una pista que existía hace años a la vera del río. Algún sencillo vadeo, pista rota pero llevadera y rincones sacados de la era terciaria.
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Un paso sobre un afluente ha desaparecido. ¿Hacer una rampa y continuar? ¿Saltar directamente? Desistimos al comprobar que la pista ya no continua y se cierra totalmente, ni los 4x4 big foot han pasado últimamente por aquí.
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Viendo el hoy riachuelo que causó el destrozo, confirmamos que nunca se puede subestimar el poder del agua.
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La única alternativa es volver a subir a las cumbres para salir de de A Edreira. Es difícil pasar cerca de la “silla de la reina” y no caer en la tentación de sentarse.
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Por pistas aun no conocidas, descendemos las laderas de esta imponente sierra hacia las zonas habitadas.
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Abrimos y cerramos una elemental alambrada y poco después llegamos a la aldea montañesa de Rebordechao. Sus aleros y voladizos casi tocan casa con casa para proteger la callejuelas de la nieve, viento y lluvia.
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Muy cerca nace el rio Arnoia que después de 99 kms desembocará en el Miño. Casi la distancia que nos separa de casa. Un último vistazo a los contrafuertes de estas montañas y asfalto puro y duro para el regreso.
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