Ayer domingo nos juntamos Fran, Manu, Oliver, Chuchi y yo, para darnos una vuelta por el campo y disfrutar de un día de moto. La salida hubo que improvisarla en todo momento gracias a ciertos señores que se mueven con unos artilugios que cargan con bala y piensan que cuando ellos salen al monte, nadie mas puede hacer uso de él. Cada uno tenemos nuestras aficiones, pero lo que no me parece bien es el sentido de la propiedad que algunos tienen de algo que es mío igual que suyo.

En fin, una vez reunidos, salimos de ruta.




Después de unos km. de ruta, primera parada y primer encuentro con los señores que antes comentaba.



Seguimos camino y después de pasar un pequeño pueblo soriano, segundo encuentro con los compañeros de los de antes. Tras una breve e intensa conversación con uno de ellos, decidimos darnos la vuelta, principalmente por que no nos hacia mucha gracia meternos en la línea de tiro de nadie, y no por los motivos que el “buen señor” argumentaba. El hambre ya hacia acto de presencia y buscamos un sitio resguardado del viento para almorzar.



Esperando la hora de misa.





Dispuestos a emprender la marcha, nos damos cuenta que la Dominator de Manu esta pinchada y después de meterle aire, decide volverse a casa.



Seguimos ruta y otra vez tenemos que darnos la vuelta, la pista por la que quiere llevarnos Fran esta cortada con cadena. Decidimos ir hacia la sierra de Alcarama y después de bajar por un camino bastante roto, caemos a la cuenca del rió Alhama.



Para luego, ya por una pista y algo de carretera, subir a la sierra antes comentada.



Poco más adelante, nuevamente cambio de planes por el mismo motivo, pero esta vez por lo menos, había una señal en el camino informando que se estaba realizando una batida de caza, que es lo mínimo que deben hacer.
Cojemos otra pista y poco después ya estamos bajando de la sierra.




Nada mas dejar el camino y coger una pista recientemente asfaltada y ahora convertida en carretera, segundo pinchazo del día. En este caso el premio es para la XT de Oli.





Con la rueda pinchada, llegamos al pueblo de Manu y después de llamarlo y despertarlo de la siesta, dejamos a las dos juntitas.



A partir de aquí, Fran y yo nos hacemos otra pista, hasta dejarlo en terreno conocido por él, y por caminos distintos, cada uno a su casa.
Al fondo se marcha Fran.



Un par de fotillos de la djebel con mi pueblo al fondo, antes de llegar a casa.







Y esto es todo, al fin y al cabo un bonito día de monte con sus pequeñas aventurillas para contar.

Un saludo.