Nos juntamos, además de los nenes Fazer (DRZ400) y Nina (DT125), Terrakan (LC4), RobertoDT (DRZ400), Albert y Ordóñez (Suzuki Samurai), Silvia (WR250), er cuñao Pepe y er primo Oliver (Opel Frontera), y como road-leader liante, Mariano (Teneré 600).



Fue un fin de semana en que tocamos y pisamos todas las formas físicas y químicas del agua, dícese lluvia, ríos, barrizales, nieve y hasta hielo.





No es que vayamos de culo, es que las fotos nos las echaron desde los 4x4 que venían detrás.




Los coches pasaron por todos y cada uno de los sitios por donde pasaron las motos: tenía mucho mérito en algunas zonas.


Típica estampa del Pirineo: solo faltaba la Heidi


Terrakan en acción


La deseada comida en El Cobert de Puigcercós, un clásico entre los moteros de por aquí.


El primer vadeo de río: estaba más crecido de lo que esperábamos. Todos mirando como Nina sale de ahí como puede.


Aquí nos pilló una buena. A partir de este punto, la lluvia fue nuestra compañera de viaje.


Bonito vadeo... de tantos.


Aquí escampó un poco e hicimos la "parada técnica".


Buscando el camino en Castellar de N'Hug, que parece un belén.


Aquí se acaba el camino que encontramos. El guía tenía todos los números para recibir una paliza.


Este es el guía irresponsable. Era como llevar un GPS sin pilas.


No sabemos como llegamos a Puigcerdà, pero lo hicimos, y pasamos allí la noche. Por la mañana desayunamos con vistas como la foto, el Pirineo.


Primera cadena. Hay mucho camino cerrado que como te metas, te la meten.


Aquí empieza el espectáculo.


La pista, aunque abierta al tráfico, estaba impractible. En un trozo me tuve que comprar una parcela, con consecuencias de retrovisor roto y moral por los suelos. Nina sudó tinta china para sacar la moto de ese berenjenal.


Y encima me río


Pero salí


Casi fuera del infierno


Albert, haciendo el tonto


Parada de descanso tirados por los suelos, sin saber lo que nos esperaba


Cambié un rato mi moto por la WR250 de Silvia: ¡qué bien que va! ¡cómo se traga los baches y qué ligera es!


También el coche las pasó pu*as. Tuve que sentarme encima del capó para hacer contrapeso, si no, no salía ni con reductora.


Nina se hizo un tratamiento de belleza de barro en la cara. La moto se quedó clavada y no podía ni sacar los pies de ahí.


Ella sola levantó la moto y la sacó a pulso de la chocolatada.


Otro río


Y más barro


Este río bajaba encabronado, y me quedé enganchado en medio, no podía ni avanzar ni acabar de levantar la moto. Aquí la secuencia de como dos hermosas chicas se metían en el río a ayudarme mientras los tíos miraban y hacían fotos.




Hala, asunto resuelto


Nina lo cruzó sin problemas, pese a que entró mal predispuesta


Silvia lo pasó como la pro que es


No se aprecian los pedrolos del fondo.

Lo conseguimos a pesar de haber encontrado un montón de pistas cerradas o prohibidas, y a pesar de que la climatología no acompañó para nada el fin de semana.

Lo pasamos de rechupete, y con ganas de repetirlo.