Yo tampoco las entiendo. Por más vueltas que le doy, no consigo entender que carajo hace eso tan horrendo en mitad del monte. Además habrá costado una pasta, cuando algunos de los pueblos de alrededor no tienen ni consultorio médico.
Por cierto, tanto Melero como yo nos quedamos con ganas de ir a Iscar y conocer esa zona de Castilla con tanta historia, y que produce unos bollos tan ricos, pero otra vez será.