Ésta es una crónica de mi regalo de cumpleaños, con suspense al final.

Otro forero y yo (del que omitiré el nombre para mantener su anonimato) llevabamos casi un mes detrás el uno del otro para hacer una salida juntos. Cuando ¡por fín! podemos coincidir, esa semana se pone a llover. Entre que él va con una Husky y es el guía, y yo con una gorda, novata, y con ruedas mixtas gastadas, sabía que tenía que anular la cita. Pero hay cosas que pueden conmigo. Sobre todo, mi inconsciencia, mi escaso sentido del riesgo y mis instintos suicidas . Era el día de mi cumpleaños, y quería un regalo de barro, sudor y lágrimas. Aún a riesgo de liarla.

Así que quedamos, por suerte el rato que estuvimos en la moto no nos llovió. pero estaba todo muy-muy mojado. Llegamos al comienzo de "port-aventura" y me dice: "verás que dentro de nada se acaba el asfalto. Tú tira para delante hasta que llegues a una zona de barro. Me esperas ahí". Dicho y hecho, empiezo a tirar para arriba y me encuentro de lleno en una zona que para mí es hard-trail, estrecho y muy roto (muy difícil elegir trazada), y que encima la moto va culeando por la cantidad de barro. Por supuesto, me caigo, llega él, y le digo "uy, perdona, que no me había dado cuenta que ya habíamos llegado a la zona de barro, y he tirado para delante". Me contesta con una sonrisa de oreja a oreja "no,no, si todavía no hemos llegado..." Madre mía la que me espera... ¡yupi! Para cuando llegamos a la supuesta zona de barro, mis ruedas tienen una capa de 5 centímetros de barro, que anulan sus escasos tacos. Le digo que coja mi moto para que vea como voy. Hace dos metros, me mira y me dice: "hoy no es día para esta moto y estas ruedas". No hace falta que lo jure... Pero, por supuesto, ¡seguimos!

Me costó un rato cogerle al embrague/acelerador. Así que subía más a tronpicones, apagandose la moto cada poco. Pero unas pequeñas clases del maestro me hicieron coger el ritmo. Básicamente, como todos ya sabreis: mantener el gas a una velocidad más o menos alta, y jugar con el embrague para "frenar", o sea, que la moto no acelere, y acelerar. No había ni tiempo ni ganas de sacar fotos. Apenas si llevabamos dos kilómetros, tal vez una hora, y cada poco yo pegaba un grito, subiendo por sitios increíble de divertidos, con trozos de raíces gigantes sobresaliendo y superandolos, como me decía el maestro, "con inercia", asustada de subir tan rápido por sitios tan rotos pero dandome cuenta de que, o lo hacía así, o no subía, y poco a poco consiguiendo subir todo del tirón.

La cosa empieza a ponerse más interesante todavía. Llegamos a la parte chula de la salida: toca subir trialeras. Empezamos con una facilona (según palabras del maestro), que es la que usan ellos para entrenar. En la primera intentona me caigo nada más empezar. Bajamos la moto, y a volver a empezar. La subo casi del tirón y sin caerme. WAJA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Como comprenderéis, yo iba un poco apurada, como el suelo estaba mojado me daba miedo hasta pasar a segunda (había sitios por donde tal vez podría haber ido en tercera) por miedo a encontrarme de repente con algo que me hiciera resbalar y caer. Charcos, piedras, cuestas,.... llevaba una sudada considerable. Lo que más me gustó fue como, cada vez que me veía en un apuro difícil de salir, el maestro se quedaba en la moto, mirándome, esperando a ver si conseguía salir por mi misma, en vez de venir corriendo a ayudarme. Y las más de las veces conseguía salir por mí misma con un poco de esfuerzo y de jugar con embrague/acelerador. Lo más chulo fue la sensación de armonía con mi moto, el sentir que la conozco, que sé su peso y sus posibilidades (aunque luego yo le pida más).

A 200 metros de la carretera, nos encontramos con una zona llenísima de charcos. Él pasa apurado, es un barro arcilloso y se atranca porque hay una roca que no le deja avanzar. En vista de sus problemas, decidimos pasar mi moto por un pequeño talud que hay a la izquierda. Todo va bien, vamos pasando-pasando-pasando hasta que los bajos de mi moto tocan con el peralte de la izquierda del talud, que se iba estrechando, y cae la moto desde una altura de10-15cm al charco. ¡Mierda! ya la hemos liao. Corriendo a apagar la moto, ya sólo resta sacarla de ahí, llamar a la grúa y rezar porque algún día de estos arranque. Sólo levantarla es un trabajo colosal. Las ruedas están elevadas, apoyadas en el talud. Conseguimos bajar la trasera. La de delante se resiste, y es que el puño derecho está tan metido en el barro que no da lugar a maniobra. Primero, hay que sacar eso de ahí para luego poder bajar la moto. Empiezo a escarbar debajo del barro, agarro el puño, y tiramos para arriba. Ya está, la moto está asentada en el charco, pero es absolutamente imposible sacarla a empujones.

El maestro va a buscar ayuda y me trae un morrosco vasco con un 4X4. Con su ayuda, conseguimos acercar la moto al asfalto. Nos deja una parcelita en su caserío con manguera y todo. Desmontamos, miramos, limpiamos un poco, pinamos la moto, no sale nada de agua del tubo de escape, llamamos a la grúa y decido llevarla a Gatika, ya que si la llevo al taller sólo las horas que va a meter el chati para limpiarla me va a costar una pasta. Si se la puedo llevar con trabajo ya hecho, mejor que mejor.

Esto fue el jueves pasado. Como la confianza da asco, llamé a Travesero para contarle lo que me había pasado. Se brinda a ayudarme con la limpieza. Tengo suerte, porque tiene el hombro jodido y por tanto sus planes de fin de semana se anulan. Quedamos el viernes para hacer compras (filtro de aire, de aceite, bujías, spray limpiador, lija,...), el sábado remolcamos la moto a casa de mi madre para estar más cómodos (tiene sitio de sobra) y nos ponemos manos a la obra. Desde el sábado hasta ael martes estuvimos trabajando en la moto, a unas tres horas por día más o menos. Lo primero, limpiamos la piña derecha, donde está el botón de arranque. Estaba de barro hasta arriba, y según el tester de Travesero, cortocircuitados todos los botones. Ya de paso también limpiamos el cuadro de mandos que está, ¡madre mía! Después nos ponemos con los relés y los conectores, y en quitarle el barro que vamos encontrando poco a poco. El domingo y el lunes seguimos con los relés y los conectores, poco a poco vamos desmontandole más cosas a la moto, y limpiando sobre la marcha, haciendole mil cosas, y ya agobiados porque cada vez que terminabamos una encontrabamos otra que había que hacer antes de probar a arrancar, cosa que prolongaba nuestro trabajo. Incluso volvimos a pinar dos veces más la moto...

Y así hasta el martes, que llegó el día D. Había que probar a ver si arrancaba. Primero, sacar el aceite y ponerlo nuevo. Estas fotos son del primer cambio de aceite (o sea, lo que salió después de meterle la primera dosis de aceite limpio):








Luego, sacar las bujías y dar al arranque... No tenemos fotos de nada, pero sí un video de este momento... ¿arrancará, no arrancará? Vamos a ver qué pasa... teniendo en cuenta que las veces que lo habíamos intentado el motor ni siquiera se había movido... yo la verdad es que ya daba la moto por perdida. ¡Vamos allá! ¿Le doy? ¿Le doy al contacto? Contacto dado. ¿Le doy a arrancar?...




¡¡Increible!! ¡¡el motor se mueve!! y es que claro, con los 6 litros de agua y aceite que le habíamos sacado del motor, normal que ni siquiera intentase girar.... Ahora a poner bujías, seguir cambiando aceite una y otra vez, y a ver si arranca de verdad:

primer intento:





Bueno............... parece que va..................si os fijáis, en el minuto 29 sale esto del tubo:




segundo intento:





Diós, ¡arranca! No me lo puedo creer... todavía me quedan un montón de cosas por hacerle a la moto. A Travesero ya le he dado vacaciones, y es que tantos días seguidos juntos agotan. Si queremos seguir siendo tan buenos amigos, más nos vale que nos demos ya un respiro, que el martes casi nos pegamos (bromaaaa. Ayer cenamos juntos para brindar por mi moto). Por lo menos la moto arranca. Ahora toca rodarla por asfalto, y ver si da algún problema, para ya, sí, llevarla al mecánico. De momento el cuadro de mandos está out. Y alguna cosilla más. Aparte de que hay que volver a cambiarle el aceite.... Pero no me quejo. Para nada. Aunque me da un poco de miedo la cantidad de barro que le entró por el tubo de escape y que no sé cómo podría sacarselo... Eso cuando se seque va a hacer mucho daño... Lo poco que la he rodado (4 kilómetros) va como forzada, frenada, sobre todo a revoluciones bajas. Esta tarde le andaré unos 40 kilómetros y le cambiaré de nuevo el aceite. A ver si mejora.

Veamos si es verdad que tiene un sistema anti-kitxi o no. De momento, las pruebas dicen que hay una alta probabilidad de que sí.


Por otro lado, por supuesto, agradecer a Travesero su ayuda desinteresada, si no llega a ser por él me hubiese visto con el culo pelao. Gracias a él mi moto hoy arranca, y aunque ya le he dado las gracias cada día veinte veces, y muchos abrazos, no sé si algún día podré devolverle el favorzazo que me ha hecho. Desde aquí:


¡¡Gracias, Travesero!!


Luego queda la reflexión personal, que existe, pero me la quedo para mí. Sólo deciros que no me arrepiento de nada, que he aprendido muchas cosas (de mí, de la mecánica de mi moto, de qué espero cuando salgo al campo...) y para mí eso es muy importante. Y volvería a hacerlo. Lo bien que me lo pasé en esa salida no me lo quitará nadie. Pero necesito otra moto. ¿Sabéis cuál? ¡¡¡¡¡Una DOMINATOR!!!!! Algún día...... ¡llegará!

¡¡¡Y eso, eso, esoestodoamigos!!!