El Dakar de hoy en día hay que entender que se ha convertido en un negocio puro y duro para sus organizadores. Ya no es ni será, aquella prueba en la que era una aventura el llegar cada día al final de etapa sorteando problemas y dificultades con pocos medios.

Esto es así, se basa todo en vender las marcas de coches y motos punteras y marcas comerciales a las televisiones, y el día que esto no sea así el Dakar no será rentable, y consecuentemente se dejará de hacer. Poco les interesa a las televisiones lo que haga el que ha quedado el 80 en la clasificación, aunque para ello haya detrás una história de esfuerzo y superación inmenso.