La publicidad está ahí para vender, las marcas invierten millones y millones en hacer que su producto sea el más y se vea como el más... capaz, intrépido, soberbio, espectacular, indestructible. Ponle el rótulo que quieras, si buscas una moto de aventura puedes estar seguro que cada marca te dará mil y un argumentos para probarte que la suya es la tuya y para comprobarlo tienen vídeos, fotos, testimoniales, pruebas, etc, etc, etc. Lo que no te cuentan es la verdad, esa la descubres con los kilómetros.
Parece ser algo intrínseco a la naturaleza del motero en busca de aventuras, el querer tener una moto que lo haga todo y bien, que le lleve con pleno confort en una vía rápida, cargada de maletas y accesorios a más no poder, que tome una curva con la soltura de una moto mucho más liviana, que recorra largas distancias con un solo tanque de gasolina y que encima de todo sea capaz de moverse por los caminos menos transitados como si lo hiciera sobre el asfalto más perfecto.

Y esa moto no existe, nunca va a existir, así las marcas digan lo contrario.
La realidad es que el empeño puesto por los distintos fabricantes para conseguir la moto que lo haga todo, y lo haga bien, es impresionante y los resultados lo son más todavía. No conozco una moto en el segmento de las Maxi Trail que no logre impresionarme por su efectividad y en general por la manera en que logra reunir en un solo paquete varias de las marcas de identidad de otros segmentos del motociclismo. Son motos grandes, espectaculares, despampanantes, sofisticadas a más no poder, capaces de ofrecer aceleraciones de infarto, de afrontar un tramo de carretera de montaña casi con la facilidad de una deportiva y todo con un nivel de confort que no tiene nada que envidiar a una moto de turismo.
El quid del asunto llega a la hora de dejar el destapado atrás.
Ponle el nombre que quieras, Adventure 1190, Africa Twin, Súper Teneré, Multistrada Enduro, R1200GS, Tiger Explorer, Caponord Rally, V Strom... cuando ves la pauta publicitaria de cualquiera de estas motos ya sea un vídeo o una foto de acción, ves una moto de casi un cuarto de tonelada saltar, derrapar, escalar y bajar por los caminos más duros y exigentes con la facilidad con que lo hace una moto que pesa la mitad y tiene suspensiones el doble de largas.
Y todo hay que decirlo, los departamentos de mercadeo consiguen lo que se proponen porque no nos queda de otra más que chorrear la baba ante semejante espectáculo, pocas cosas pueden aturdir tanto a un amante de los largos viajes en dos ruedas como la vista de una mega moto derrapando y levantando una ola de arena cargada con sus tres maletas y llevada por un hombre impecablemente enfundado en el último conjunto de chaqueta-pantalón-guantes-botasycasco lanzado por la marca de turno. Eso es de locos.

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