La primavera motores calienta.
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- 18/03/2011 a las 12:37 (7142 Visitas)
Al recordar sitios visitados, mirar las crónicas con sus fotos o al hablar si te preguntan, una sucesión de imágenes y anécdotas vienen a la mente. Pero hay algo más, una grata sorpresa inesperada que hace sentirse bien y parece que llene los pulmones de una manera nueva, más plenos, más calientes. Recientemente, al salir de casa, siendo un claro día prepimaveral, con sol, nuevas hojas que nacen, sonidos de despertar del año, fragancias renacidas y una suave brisa; cerrando los ojos me sentí teletransportado a ese viaje que con tanta ilusión y ganas preparas despertando en mis sentidos una fantástica sensación de bienestar.
Es lo que tiene para mi viajar a los sitios soñados, lejanos muchas veces, con la incertidumbre y emoción de la aventura; explorando con tus propios ojos aquello que siempre vi en los libros o descubriendo lo que nunca sale en ellos, haciendo que el mundo te parezca más pequeño y grande a la vez.
Dicen que viajar tiene estos efectos, pero no te lo imaginas hasta que lo sientes en tus propias carnes, quedándote grabado en las neuronas, en el alma, de tal manera que estímulos similares o parecidos, hacen revitalizarte, que la sangre bombee más fuerte y traiga un breve momento de satisfacción o felicidad por haber tenido la suerte de haberlo vivido. En cierta manera es una droga, una droga de alegría y de, si se tiene suerte de volverlo a repetir, no dudar en hacerlo.
Y si las cosas cambian, puedas repetir o no, ¿qué más da?, ¡qué nos quiten lo bailado, pues descubres que esa sensación nunca te dejará!.