Hacía tiempo que tenía pendiente una visita a un amigo mío, una excusa perfecta para hacerme un viajecillo aprovechando que estoy de vacaciones. Así que me puse manos a la obra y preparé una ruta para explorar nuevos territorios, alternando campo y carreteras secundarias en dos días, haciendo noche en una casa rural. Finalmente el plan para el segundo día no pude hacerlo completo por problemas con el tiempo y regresé a casa antes de lo previsto, pero bueno, al final ha salido una vuelta de 500km por cuatro provincias, y que os voy a mostrar en esta crónica.
Debido al temporal de la semana pasada, retrasé mi salida del miércoles al jueves, que estaba mejor la cosa, aunque el día amaneció con una niebla cerrada que pronto se despejaría. Con los nervios típicos de un viaje largo y en solitario, por bastantes zonas desconocidas y apartadas, empecé el camino a lomos de mi XT, protagonista de este monográfico. Me lo tomo con calma y sin demasiados riesgos por si acaso ...
* Comienzo la ruta por campo por territorios conocidos y hago una primera parada en este castillo construido en el s.XI durante la reconquista a orillas del Duero, desde el cual hay unas vistas fabulosas si no hubiera niebla:
* La fortaleza desde este precioso pueblo:
* Continúo mi camino por todo tipo de montes, disfrutando de la soledad típica de un día de diario y con un tiempo espléndido de momento:
* Este paso normalmente está casi seco, pero el riachuelo baja con más agua que otras veces debido a las lluvias de los últimos días, curioso porque no está turbia; a partir de aquí temía encontrarme bastante barro, pero no ha sido así:
* Primera parada para descansar un ratillo, cerca de un pueblecito soriano en el que podemos encontrar una cantera de mármol rojo que ya usaban los romanos:
* Un rato después ya llevo unos cuantos km. por pinares interminables con unas pistas perfectas; en esta zona los lugareños viven de esto así que está todo muy cuidado. Todavía recuerdo el olor característico de estos pinares recién llovidos:
* Más adelante, después de una divertida carretera de montaña, me salgo de la ruta para visitar un mirador cercano, en el que puedo divisar la sierra que voy a subir y en la que pararé a comer, de nuevo en tierras burgalesas:
* Sigo por pistas otro rato, paro a repostar que ya llevo una buena kilometrada, y empiezo el ascenso por una carretera muy frecuentada por ciclistas y que es cita obligada en una prueba de la provincia.
Curioso cartel el que me encuentro, espero que no me pase lo mismo:
* Desde arriba diviso mi siguiente destino, ese pueblecito serrano de ahí abajo donde tomaré un café:
* Parada para comer un buen bocadillo de chorizo a los pies de esta laguna glaciar, a 1900m de altitud, y en la más absoluta soledad. Esto en fin de semana está lleno de gente:
* Sigo mi camino y me doy cuenta de que se me ha olvidado cargar la segunda parte de la ruta en el GPSasí que a partir de ahora toca ir de memoria y con el mapa, y aunque es una zona desconocida para mí sigo sin problemas
. Siguiendo el cauce de este río al fondo de un valle ya en tierras riojanas:
* Me adentro de nuevo en la sierra y llego a esta ermita en medio de ella:
* Continúo y comienzo a ascender, y empiezo a oír y sentir una vibración metálica muy extraña en la moto, cada vez más fuerte ... me empiezo a preocupar así que paro y echo un ojo. No veo nada raro, continúo, vuelvo a parar, como esto pete me va a tocar andar un par de horas hasta la civilización, que estoy en medio de la sierra. Al final descubro que se me estaba soltando el cubrecárter ...
* Menos mal que llevo la bolsa de McGyver... El tornillito en cuestión estaba a punto de salirse y al rojo vivo ..
* Una vez resuelto el asunto, aprovecho para sentarme en el precipicio y contemplar las vistas desde aquí, en el más absoluto silencio, una maravilla la calma que me está acompañando todo el día, cómo estoy disfrutando!
* Llego hasta arriba y tomo esta pista que va por encima de 1800 m. de altitud, por estos lares estuvo FernandoJC dándose una vuelta la semana pasada, y mucho antes camoto y rastrojo, ya tenía ganas yo de conocer esta zona. Ahí abajo está la ermita en la que he estado hace un rato. A mi alrededor se pueden divisar los picos más altos de esta sierra:
* En cuestión de minutos se me están echando encima unas nubes con muy mala pinta, justo por encima del valle al que voy a descender por esa carretera del fondo que sube hasta aquí arriba:
* Al oeste la cosa está mejor:
* Ya me hago a la idea de que me voy a mojar, así que salgo pitando de esta altitud por si acaso:
* Una vez en el valle, la lluvia no es muy fuerte y paro a hacer un par de fotos; me encantan los colores de estos hayedos en otoño, lo mejor está por venir:
* Como se me ha echado el tiempo encima, continúo hacia el norte por carretera hasta donde he quedado, a unos 50km. Una vez allí, me tienen preparada una excursión por los montes de la zona, con un lujo de guía autóctono que me acompaña enlatado:
* Una maravilla de sitio, pasando tranquilo por este monte no hacen más que salir corzos a nuestro paso; aquí está prohibida su caza así que hay muchísimos. Subimos por una antigua calzada romana que han convertido en pista, y llegamos al pueblo donde dormiremos.
* Al día siguiente nos levantamos temprano y seguimos con la excursión por la zona, con una niebla que poco a poco me va empapando. Aquí abajo está la pista por la que fuí el día anterior y salían todos los corzos.
* Visitamos un desfiladero cercano:
* Seguimos ascendiendo por estos montes y la niebla se va haciendo más cerrada, así que damos la vuelta para ver si encontramos unos curiosos habitantes de la zona:
* Finalmente, los encontramos. Estos caballos que viven en estado salvaje, están protegidos y son de una raza muy antigua y autóctona de esta zona:
Después de dejar el monte a la hora del almuerzo se pone a llover a saco, y en pocos minutos estoy totalmente empapado. Parece que no va a cambiar en un buen rato, así que decido regresar a casa y no seguir con la ruta que tenía programada para volver. Me despido de mi amigo y me voy por carretera, después de 180 aburridos km. del tirón llego a casa a comer empapado, tiritando y reventado.
La verdad es que ha estado muy bien, me he metido una buena paliza por pistas y caminos estos dos días y he visitado unos lugares chulísimos, aunque haya ido sólo la mayoría del tiempo. Y todavía tengo pendiente el regreso a casa por pistas ... así que habrá que repetirlo
Espero que os haya gustado, un saludo y hasta la próxima
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