25/10/07

Amaneció lloviendo, así que modificamos nuestros planes de tomar una pista de unos 100 kms que nos llevaría a las Cascadas de Ouzud, por asfalto. Necesitábamos un chubasquero para Joserra, tras preguntar en una tienda, su dueño hizo de guía a Samuel y Joserra recorriendo las estrechas y olorosas calles de la zona comercial y céntrica de la ciudad. No aceptó propina.



Buscamos el Parque nacional de restos de dinosaurios aunque la fuerte lluvia nos hizo desistir y dirigirnos directamente hacia las Cascadas.

Al llegar a las cascadas a medio día dejó de llover, preguntamos en el primer hotel que vimos, y nos quedamos en él, pronto nos dimos cuenta del error, las duchas estaban de pena, agua caliente averiada, los baños de asco y nuestra habitación minada por cacas de gatos. La habitación daba la impresión de ser la celda común de una cárcel turca, como bien apuntó Joserra. Para acostarnos Vito repartió toallitas olorosas que colocadas en nuestro pecho, maquillaban el olor y Samuel Roció la habitación con colonia Paco Rabanne.



Las cascadas eran preciosas, y de gran envergadura, había numerosos turistas, y unos monos a los que perseguimos en busca de tomarles el pelo.



Vistamos un molino artesanal de harina, enseñándonos su dueño su funcionamiento y enojándose bastante al no dejarle una recompensa.


Sobre las 6:00 de la mañana nos sobresaltó el ruido de un serrucho, que más bien parecía una sierra eléctrica, una mala postura jugó a Vito una mala pasada.