El pasado sábado día 17 quedamos unos amigos para dar una vueltecilla por la Peña Amaya, un macizo granítico situado al noroeste de Burgos. La mañana era de las de quedarse en casa, pero el nivel de participación aconsejaba lo contrario.

Por la ciudad a las ocho de la mañana los termómetros marcaban -4, -6 grados, pero un momento que nos acercamos al río, mirad lo que capté:





Quedamos en la gasolinera de la Castellana de Burgos y fueron llegando Aprendiz, Camoto, Guillermo, José Luis Cámara, Paco y Jaime. Renfe se nos unió más tarde en el segundo punto de encuentro: Villahizán de Treviño, que es mi pueblo. Recogimos en Olmillos de Sasamón al asturianu ohhh, Bass con su imponente KTM, que había hecho noche allí y ya en Villahizán, nos juntamos con los de Bilbao (Txema99 y Travesero) y los de Logroño (Sibarita y Lupi el pequeñín).


Ya en en el pueblo y tras pasar los primeros rigores de la mañana, todo el mundo preparado para coger fuerzas. En el bar nos habían preparado unas tortillas exquisitas de las que dimos cuenta en un santiamén. Gracias a Dori y su hija Verónica, salimos de allí calentitos y con una sonrisa de oreja a oreja.








La ruta pasaba por Villadiego, Ordejón de Arriba y de Abajo, Humada y Fuencaliente de Valdelucio, pueblo donde se haría la comida. Una paradita para juntarnos todos tras una subida de las que se quedan en la memoria y quitarnos ropa, que ya empezábamos a sudar.





Venga, id subiendo que es menos de lo que parece.





Aquí aprovechamos para cambiar el cable del embrague de Renfe que había cascado.


Ya en Ordejón de Arriba nos volvimos a juntar. Detrás de las motos, queda una subida llamada el Portillo del Infierno por su dificultad, sólo apta para enduros.





Más subiditas wapas y una bajada imposible en la que hice masa, jeje. El terreno estaba seco y se iba muy bien, pero las piedras te la lían en cuanto te descuidas.





Muy pequeñitos, se ve a los pilotos negociando una difícil trialera de piedras.





Y ya no hice más fotos hasta el final del día, pero seguro que mis compañeros nos muestran las de la comida, donde nos juntamos con Mimoso que venía de Santander y nos pudimos echar unas risas de las buenas, vaya cachondeo que lleva esta gente.


Al final de la ruta cruzamos un vadeo, pero no sé que coño hice con la cámara, que se quedaba en exposición y no veas cómo parece que cruzamos los vadeos.....





Más risas, cargar las motos en los carros, despedidas y recogida de babas.


Ahora tengo claro por qué no se debe cambiar el nombre de la convocatoria: por la gente tan xtreme que la hace posible. Señores, me quito el sombrero. Gracias por un día tan especial.