Como ya he dicho en el post de la quedada, hoy me he dado una vuelta en solitario por la ruta del fin de semana que viene. La cosa esta bastante jodida y reconozco que no debería haberme metido yo solo en semejante fregao, la verdad es que lo he pasado bastante mal.
El día empezaba tranquilo viendo a estos bichos tomando el sol.
Pero en cuanto empiezo a subir a las alturas, el hielo empieza hacer acto de presencia.
Y aunque el dia es soleado y la temperatura muy buena, seguidamente aparece la nieve.
Viendo el panorama debería haberme dado la vuelta, pero como quiero ser socio del club de los tontolabas, continuo para arriba.
El paisaje desde las alturas no decepciona.
Al principio hay tramos limpios sin nieve, pero conforme voy subiendo, todo se tiñe de blanco.
Después de una pronunciada bajada con aproximadamente 40cm. de nieve, me doy cuenta tarde de que ya no voy a poder dar media vuelta. Ese tramo en las condiciones que está va a ser imposible que lo pueda subir si tengo que dar la vuelta. Me consuela pensar que a partir de ahora, casi todo el camino va por una zona en la que le da el sol y creo que no habrá tanta nieve, y no me equivoco, nieve no hay mucha, pero hielo para dar y vender.
Nada mas terminar la bajada y en cuanto me relajo un poco, latigazo de la rueda trasera y veo de cerca el suelo por primera vez, sin consecuencias físicas ni materiales
Faltan unos 20 km de pista sin posibilidad de abandonarla por ningún sitio, solo me queda seguir adelante. A partir de aquí no hago fotos, mi única obsesión es salir de este marrón en el que me he metido, pero intentaré que lo “veáis” con la palabra. Cada recodo del camino es un trampa y sinceramente, me empiezo a agobiar por no saber si voy a ser capaz de salir. En un largo tramo umbrío la gruesa capa de hielo hace prácticamente imposible mantenerme en pie, menos mal que hay una ligera bajada y a duras penas consigo avanzar poco a poco, pero el suelo me espera y hago masa una vez mas. El manillar sufre las consecuencias y se dobla consideradamente, el radiador de aceite también se desplaza un poco pero gracias a Dios no hay ninguna fuga. Tengo que procurar por todos los medios no volver a caerme, solo me falta una avería que me obligue definitivamente a abandonar la moto allí. Con algún descanso para reponer fuerzas voy avanzando pero con la incertidumbre de lo que me encontraré mas adelante. Cuando el hielo no lo cubre todo, aligero un poco el ritmo, pero otro latigazo de atrás en una placa de hielo me devuelve al suelo y a pensar en no entusiasmarme y tomarme las cosas con mas tranquilidad si no quiero quedarme a vivir aquí.
Por fin, después de mas de dos horas y media y de tropecinetosmil patinazos más, llego al cruce que he estado todo el rato viendo en mi imaginación, ahora por suerte es real. ESTOY SALVADO. Cogiendo a la derecha abandonare la sierra.
Atrás queda el infierno helado por donde he venido.
La bajada esta bastante embarrada, pero ¡que coñ*! bendito sea el barro.
Una vez abajo, paro a descansar y a relajarme un poco, estoy hecho polvo física y mentalmente.
Enseguida pongo rumbo a casa. El Moncayo al fondo guía mis pasos
Ha sido una jornada muy dura, demasiada tensión y demasiado riesgo, se puede decir que hoy no he disfrutado la moto, la he sufrido. Soy consciente de que no debería hacer lo que he hecho, y mil veces metido en el hielo me he arrepentido, pero hoy no he sabido dar la vuelta a tiempo. Espero aprender de mis errores.
Un saludo y el sabado mas y mejor acompañado.