Desde mi caída en el mes de octubre, empiezo a ver la luz. Por fin puedo montar de nuevo por campo. En Motauros sólo pude hacer cosas facilonas, y las ganas de montar un poco más enserio eran tremendas. Así que viendo el día que había hecho el sábado, el domingo me levanté temprano, cogí el coche y me fui para el pueblo. Una vez allí, pensé en la ruta a seguir, y me dije, pues tiro para la zona del incendio. Nada ha cambiado. Muchos de los caminos siguen prácticamente intransitables debido a las tremendas roderas que hicieron los buldocers, en la saca de la madera. Había que ir con mil ojos pues en mitad de los caminos podías encontrarte un tronco cruzado, o enormes palos que podían hacerte salir disparado por encima del manillar. Te podías encontrar desde gomas de los circuitos hidráulicos de una máquina, a latas de aceite tiradas en cualquier ladera, y la mayoría de los caminos totalmente descarnados por la maquinaria.
Los paisajes que vais a ver eran hasta hace poco más de dos años un vergel, donde la vista se perdía Km. y Km en un mar de pinos. Donde el color verde te llenaba los ojos. Hoy es un desierto con algún pinillo raquítico que intenta sobrevivir. Y donde además de quedarnos sin pinos, nos hemos quedado sin caminos. Pero de esto la consejería de medio ambiente chitón. Pero hay de ti si te ven circular con tu moto. Ya sebes 500 eurazos.
Intentaré no hacer muchos comentarios para no cansaros más, y porque la pena no me lo permite.
Momentos antes de iniciar mi ruta.
Primeras vistas de la zona.
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