Si bien en un principio no había planes de coger la moto hoy, un cambio de última hora hizo posible que pudiera salir a rular.
Llamé a Jandro.GS, que sabía que andaría por el mundo, y quedamos.
Salimos de Gijón rumbo oriente, pues era donde mejor tiempo daban las predicciones meteorológicas en red.
Y el habitual Alto de la Madera, El Berrón, Pola de Siero... hasta llegar a Nava, donde nos desviamos hacia Piloñeta y nos adentramos en las estribaciones de Peña Mayor.
Bastante frio, y lluvia.
De subida las vistas son magníficas.
Paramos a beber en esta fuente.
Y seguimos subiendo.
Hacia donde vamos apunta lluvia...
Arriba, en Les Praeres, hay un cruce de caminos.
Y una venta muy chula.
Hasta ahora fue todo subida, y a partir de ahora será todo bajada, hacia Piloña.
La pista está ahora muy arreglada, y no tiene mayor dificultad. Atrás quedaron los tiempos en los que tocabas con el cubrecarter en algunos surcos.
Pero el paisaje, de momento, no nos lo pueden cambiar.
Salimos de la nube, por momento nos da el sol.
Y seguimos pisteando por sitios preciosos, parando amirar el panorama frecuentemente, y disfrutando del trail profundamente. No hace falta viajar hasta la Patagonia para saborear grandes momentos.
Nos cruzamos con varios caballos y potrillos, aves variadas, y siguiendo el curso del río vamos acercandonos a nuestro destino.
En Puente Mierea bajamos hacia Infiesto, pero antes paramos en el Santuario de La Virgen de La Cueva.
Allí aprovecho para tensar la cadena que me iba dando la lata, con la inestimable ayuda de un señor que pasaba por allí en coche y me prestó su caja de herramientas.
Seguimos rumbo este. Aún queda mucha ruta.
Por asfalto pasamos Infiesto, y en Sevares cogemos el desvío que por la Collada de Moandi nos llevará a tierras ponguetas. En este momento caía una tromba de agua importante.
La carretera, como siempre un lujo, con sus curvas, bosques, paisajes... y tras cononar, las vistas hacia Ponga son sublimes.
Se nota en la carretera el efecto de las tormentas: muchos árboles rotos, ramas y piedras en la calzada...
Paramos a jalar algo en Sellaño, en el remozado hotel restaurante Hnos Pilar. Una pasada de chorizo y de cecina.
Volvemos a embutirnos en nuestras empapadas corduras, y nos disponemos a zarpar de nuevo. Aún nos quedan unos kilómetros.
Seguimos rodando hastas San Juan de Beleño, capital del concejo de Ponga, y de allí a Sobrefoz, donde coge mos el desvío hacia Ventaniella.
El pasar por allí un día húmedo, con el verde exhuberante y oliendo las chimeneas de leña quemada es una sensación inolvidable.
Tremina el asfalto y nosotros seguimos.
El bosque, la monaña, el río... majestuoso.
Hay que estar allí para saber de lo que hablo.
Por muchas fotos que pongas, nunca podrán sustituir el verlo en directo.
Y se ve que la tormenta también causó sus estragos en el valle alto.
Ya vislumbramos nuestra meta. Aquí veis la ermita y la venta, junto un majestuoso haya.
El menda lerenda.
Sin palabras.
Tras sortear algunas vacas, llegamos a la venta y a la ermita.
Damos un paseillo por allí, disfrutamos del entorno y charlamos un rato. Desde aquí se llega a La Uña por un sendero. Hay quien pasó en 4x4. Tal vez una trial pudiese pasar también. Para nuestras motos pesadas debe ser casi imposible.
Este pavo nos da la bienvenida.
Me dispongo a beber y descubrimos en la fuente el paraíso del anfibio:
Donde seguimos haciendo amigos...
Mira que sapu más guapin:
En el valle, una familia de gorrinos retozaba alegremente. Aquí hasta los animales tienen suerte...
La ermita.
La venta.
Vista de ambas:
Vista del valle hacia el sur:
Y hacia el norte:
Seguimos haciendo amigos:
El tiempo se nos echa encima, llega el momento de zarpar de nuevo rumbo Gijón:
Durante la vuelta, los parajes pintorescos siguen retrasando nuestro retorno.
Al atravesar Sobrefoz, comentábamos el cómo sería el pueblo y la vida allí hace 100 años.
Una pasada. Y seguimos camino, y seguimos parando...
Desandamos lo andado hacia Sellaño. pasamos a Cangas de Onís y Arriondas, nos desviamos hacia El Fito, donde hacía niebla...
Desde la vertiente hacia Colunga, saqué esta instantánea:
Y la ruta sigue: Colunga, autovía y a Gijón como meteoros.
Como siempre, llegamos con bastante retraso sobre la hora de regreso fijada. Por qué nos pasa lo mismo en cada salida?
Un lujo de ruta, una buena compañía, sol, lluvia, paisajes y Naturaleza. Todo ello acompañado con una buena ración de moto.
Un dia perfecto.
Vssssssss,
Chus.