Aquí un servidor, siempre que he podido (por la situacion a nuestro alrededor) y te puedo asegurar que han sido muchísimas, mi añorado mestizo de pastor alemán/belga ha paseado suelto, cagado y esperado muy tranquilo a que yo recogiese sus excrementos para depositarlos en la basura.
Y sí. Todo esto se consigue con educación tanto mía como del perro.
Ya me gustaría a mí que muchos padres y sus hijos la tuvieran.
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