Más de 8 meses han tenido que pasar para que la destrozada muñeca de Eduardo le permita volver a montar en moto, y hoy por fin, es el dia. Ya tenia ganas de volver a ver esta imagen.




No se puede quejar de su vuelta a los ruedos, ya que hoy ha estado muy bien acompañado, por lo menos hasta la hora de almorzar.




El dia un poco gris, fresco y amenazando lluvia, vamos lo que este año es un típico dia de primavera.
Primera parada para reagruparnos.




Chuchi y su Wr450






La lluvia parece que de momento nos va respetando. De izquierda a derecha, Chuchi, Fer, Oli y Eduardo






Fer delante y Chato detrás.




Eduardo




Jose con su Hyosung.




Kass




Seguimos haciendo camino




Fernandito en el centro de la imagen, una pasada como anda "el niño" con la ktm, todo un artista.







Después de caminos ratoneros, y una vez en la meseta Soriana, ahora tocan verdaderas autopistas sin asfaltar, donde si te cebas un poco, da miedo mirar el velocímetro.








Y llega la hora del repostaje para las maquinas.








De izquierda a derecha: yo mismo, Chuchi, Oli, Chato, Kass, Jose y Eduardo, falta Fer que es el que hace la foto.




Nosotros también repostamos.








Después del almuerzo Kass, Jose y Fernandito se vuelven para casa, los otros 5 seguimos adelante.






Aprovechando un viejo molino hacemos una nueva parada.










En el interior de esta cueva todavía se conserva la vieja maquinaria que tiempo atrás sirvió para moler el grano de estos campos sorianos.








Mas adelante una amplia pista nos lleva a cotas más altas, lo que en principio era lluvia se empieza a convertir en copos de nieve.




Chuchi y Oli siguen por la pista buscando el camino de regreso a casa.






Nosotros tres seguimos más hacia el oeste, dirección al objetivo que nos habíamos marcado por la mañana.




La temperatura la típica de esta primavera.




Atravesamos pequeños pueblos sorianos con una riqueza arquitectónica envidiable. Sirvan estas fotos como muestra.




















Buscando emociones fuertes.






La borrasca parece que está centrada en el lugar hacia el que nos dirigimos.




Nada mas coger el camino y en previsión de lo que nos encontraremos más adelante, hacemos una parada para abrigarnos bien, vamos a ascender a alturas considerables y el panorama no es muy alentador.








No tardamos en estar metidos de lleno en el temporal.






Los copos de nieve se clavan como agujas en la cara, y si te bajas la pantalla no se ve un pijo.




















El Chato tiene las manos congeladas, se ha venido con los guantes de verano sin darse cuenta de que todavía es primavera.




Por un embarrado camino coronamos la cima de la montaña que se interpone entre nosotros y la ruta de vuelta a casa, por suerte no tiene mucha nieve, pero los patinazos se suceden uno tras otro.








Al otro lado el panorama pinta mejor.




















Feliz y contenta de su vuelta a la actividad.












De nuevo abandonamos las pistas rápidas para meternos por caminos más ratoneros.








Tres eran tres y ninguno era bueno.




Si pensábamos que las inclemencias del tiempo se habían terminado nos hemos equivocado, de nuevo vuelve a nevar.










Otros 8 ó 10 km a ciegas hasta que después de la tempestad vuelve la calma.








Y ya sin más contratiempos hasta casa.

A sido una salida largo tiempo esperada, casi 9 meses, pero ha merecido la pena y sobre todo después de comprobar que tras 203 km que hemos hecho hoy, con frío, nieve, barro y complicaciones varias, la muñeca de Eduardo a respondido a la perfección, otra cosa es que esta semana se le queje a su mujer, pero eso es otra historia.

Saludos y hasta la próxima.