Hace ya algunos años que apareció el concepto de moto trail. Eran máquinas inspiradas en aquellas enormes motos que los pilotos usan para llegar desde la capital gala a las playas de Dakar en el menor tiempo posible.
Eran motos con aspecto "de campo", pero con motores más grandes que los populares modelos de cross o enduro, y de cuatro tiempos, bastante más fiables que los de dos tiempos.
Todos los fabricantes tenían uno o dos modelos trail en sus catálogos, de mayor o menor cilindradas, pero casi siempre por encima de los 600cc. Me vienen a la cabeza la incombustible Honda Africa Twin, que dejó de fabricarse hace poco, o las enormes Yamaha Super Teneré. Este concepto de trail ha ido cayendo en desuso con el tiempo, y actualmente pocas trail de verdad se encuentran en las tiendas. La mayoría de modelos han ido tendiendo al uso exclusivo en carretera.
El concepto trail equivale a moto polivalente. Una trail sirve lo mismo para ir a trabajar todos los días, como para salir un fin de semana a hacer curvitas, o hacer largos viajes, o incluso recorrer pistas de tierra. Pero como dice el refrán, el que mucho abarca poco aprieta, así que se defiende bien en todos estos terrenos, pero sin sobresalir en ninguno.
¿Cómo reconocer una trail de verdad?
• Ruedas grandes de radios: más pesadas y con más mantenimiento que las llantas de aleación, pero mucho más resistentes a golpes y baches. Si queréis un ejemplo de esto, la próxima vez que veáis una BMW de la Guardia Civil fijaros en sus ruedas de radios. Por algo será. En las trail, el tamaño también suele ser bastante mayor, llegando la rueda delantera a medir 19 o incluso 21 pulgadas.
• Suspensiones largas y blandas: para absorber las irregularidades del campo son imprescindibles. En carretera no es necesario tanto recorrido, y suelen ser más cortas. La pega es que en asfalto restan algo de seguridad a alta velocidad.
• Protectores de bajos: rara es la trail que no lleva su carter protegido de alguna manera par a evitar que las piedras que levanta la rueda delantera al rodar por campo no dañen el motor.
• Manillares amplios y elevados: Con la altura se obtiene una postura erguida, ideal para rodar con la espalda recta y no dejarse los riñones en los baches. Al ser amplio se consigue una mayor palanca sobre la dirección, por lo que es más fácil controlar la moto.
Extracto sacado de ciao