Últimamente veo muchos mensajes en el foro sobre el asunto de la legalidad en la circulación de vehículos a motor por el medio natural. Lo cierto es que, aún respetando todas las opiniones, algunas son de vergüenza ajena por la cantidad de sandeces que se dicen sin tener ni idea del asunto.
En un ejercicio de retorcimiento mental voy a contaros una historieta, da igual que sea real o imaginaria para el asunto que nos ocupa.

Os propongo un juego. Imaginad.

Imaginad, aquellos que tengan la capacidad para ello, que sois agentes forestales, sepronas, mossos, forales, charainas o lo que sea. Vivís en un municipio donde no proliferan los quads, ni las motos de campo. Algún vecino sale a hacerse unos cortafuegos con la DRZ o la XT y ya lo sabéis, no pasa nada porque sólo son dos, tres a lo sumo si viene algún colega, y su paso es casi inapreciable. Si se meten por zonas de especial sensibilidad les dais el toque y no vuelven a pasar por ahí. Son buenos chicos.
Coño! Pero hete aquí que la cosa de la circulación se empieza a poner chunga en las comarcas vecinas porque, al estar superpobladas el monte se llena de usuarios de lo más variopinto y no caben. Ahora en vuestra comarca de trabajo comienzan a aparecer quads y motos cada fin de semana, amén de algún 4x4 de la provincia vecina que viene a hacerse unas trialeras porque allí está prohibido.
Los vecinos, al principio les hacía gracia, y saludaban a los motorizados con la mano, apoyados en la azada, pero ahora la cosa ya se estaba saliendo de madre. Los chicos de los quads, (no todos, claro), comenzaron a hacer el chorra por el medio del pueblo, a poner a sonar sus Leo Vince y a hacer ceros en la plaza. Además, los caminos estaban cada vez más marcados, sobre todo en las curvas donde la grava ya se comenzaba a acumular en el radio exterior.
Los de las motos, que al principio solo iban por pistas, ahora ya se metían por los senderos y los más osados campo a través. En el pueblo también hacían sonar, con grandes aspavientos, los Leo Vince y los Akrapovich.
Incluso las rutas que había marcado el Ayuntamiento y el Camino de Santiago eran zona habitual de recorrido para ellos.

Entonces, vosotros, que os recuerdo os pagaban por hacer cumplir la ley que democráticamente la sociedad nos habíamos dado, comenzáis a mosquearos un poco con tanto jaleo. Además, el alcalde, presionado por los vecinos no deja de llamaros para que saquéis a toda esa gentuza del monte. Los vecinos, lo mismo, asqueados de ruidos y derrapadas. Los cazadores, quejosos de que el jabalí se mueve del encame, os truñen cada dos por tres con lo mismo. El grupo ecologista local, harto de ver como un ruido ensordecedor pasa cada dos por tres por delante del cantaderos del urogallo y pisotea el único endemismo vegetal de la zona, os amenaza con la prensa.
El empresario del sector tampoco quiere quads en la zona, que para eso los tiene él de alquiler.
Incluso un peregrino neozelandés comentaba el asunto en su weblog.
Cuando os dais cuenta estáis montando un operativo para empaquetar a unos cuantos y que la cosa se tranquilice un poco y a la vez os preguntáis... ¿Pero cómo coño se ha llegado a esto?

Entre todos la mataron y ella sola se murió.

Cada cual que reflexione sobre su papel en este teatrillo.

salu2 al forestal del pueblo.

RTB