Por segundo año consecutivo, un problema de ultima hora, nos hizo abandonar la que llevábamos un tiempo preparando (la transpirenaica) por lo que nos tuvimos que conformar con una ruta de dos días.
Aprovechando que tenía en mi poder varios tracks de la ruta, decidimos hacer la segunda etapa ida y vuelta por sitios diferentes.
La ida, sería un track antiguo que ya hicimos el año pasado y que nos gusto mucho y la vuelta con el material que previamente me había pasado Fazer.
Llevaba un tercer track más endurero por si las moscas y que esperaba no tener que utilizar, ya que en una exploratoria previa que habíamos realizado del track de la vuelta, vi que podía haber problemas por el tema de prohibición de paso en algunos puntos.

Salimos a las 6 de la mañana para aprovechar al máximo el fresco de la mañana.





Por suerte la noche anterior bajaron las temperaturas y llovió abundantemente por toda la zona, lo que hizo que tuviéramos ausencia total de polvo e incluso pasamos frío en algunos puntos.



Tirada sin parar hasta encontrar un lugar para desayunar.



Ya cerca de Andorra, parada para revisar el equipaje.





5 minutos de descanso.





En este bonito pueblo, paramos a comer.



Continuamos la ruta y encontramos vistas como esta.



Un refugio en el camino, fue la excusa para una nueva parada.













Los paisajes eran de ensueño.

















Llegamos a nuestro destino a las 6 de la tarde después de haber recorrido 310 kms.





A la mañana siguiente, salimos del camping a primera hora dispuestos a seguir el nuevo track que nos llevaría de vuelta a casa.
Después de unos caminos más técnicos que el día anterior, parada obligada para hacer fotos.





El track estaba siendo fabuloso.







Pero al llegar a un parque natural, mis sospechas se hicieron realidad.
Una señal de circulación prohibida junto a una barrera, impidieron seguir la ruta.
Decidimos seguir el tercer track, que comenzó bastante bien pero que al rato, nos guardaba alguna sorpresa en modo de pasos muy rotos que después de 500 kms a nuestras espaldas, no fueron precisamente de agradecer.
Después de sortear un difícil camino y encontrar una pista buena, ¡qué alivio!



El resto ya fue territorio conocido por lo que apagamos el GPS y hasta casa.
Al final fueron casi 600 kms de pura diversión, sin caídas, sin averías, ni siquiera un pinchazo.
¡Qué mas se puede pedir!

Saludos.