Viendo el amanecer se me vino a la cabeza esta vieja canción de Lole y Manuel...........”el sol joven y fuerte ha vencido a la luna que se aleja impotente del campo de batalla, la luz vence tinieblas por campiñas lejanas, el aire huele a pan nuevo, el pueblo se despereza, ha llegado la mañana”.
De ahí el titulo de la crónica, espero que los de las Sgaes no me manden factura a casa.
Muchos dias ya sin tocar la moto debido a los calores de este verano. Así que lo mejor será madrugar y disfrutar del fresquito de la mañana.
Salgo de casa con la claridad del dia, pero pensando que si me doy prisa en lo alto de la montaña veré salir el sol.
Sin llegar arriba empiezo a ver el disco rojo en el horizonte, todo un espectáculo disfrutar de este momento sin más compañía que el silencio de la mañana.
Continúo un poco mas arriba para seguir viendo la película.
Y por esta pista de eólicos sigo mi camino ya con el sol cada vez más alto.
Es una buena hora para ver animales y varios conejos, corzos y ciervos se cruzan en mi camino, aunque solo me da tiempo a “cazar” a este.
Que sensación más placentera ir despacito disfrutando la soledad y viendo lo animado que está el monte a estas horas.
Parada y cigarrito para disfrutar de la tranquilidad de la mañana.
Sigo mi camino hacia un pueblo cercano a ver si han abierto ya la gasolinera pues voy tieso de combustible.
No solo está abierta si no que ya ha llegado el autobús de las ocho.
Después de desayunar me meto por un camino nuevo, pero no descubro nada, no tiene salida y hay que dar la vuelta.
Tras 80km recorridos es hora de pensar hacia donde quiero ir hoy, y a falta de gps, grabo en mi cabeza la ruta que seguiré. A pesar de haberla hecho mil veces, no me canso de recorrer esta pista que me sacará a la carretera nacional a más de 1.700 de altura.
Una vez en la carretera tiro para abajo entre bonitos paisajes y divertidas curvas.
Hasta llegar al comienzo de un camino que bordea este embalse.
Vuelvo al asfalto pero esta vez a una carretera de montaña, que después de subir un pequeño puerto baja a otro valle entre la agradable sombra de carrascas y robles.
Al fondo se divisa el primer pueblo del valle.
Entre la nacional y carreteras de tercera ya llevo 40 km por asfalto, es hora de volver a pisar tierra.
En principio el camino sube a pleno sol, y ya avanzada la mañana, los sesos me están empezando a hervir.
Así que esta fuente me sirve para refrescarme un poco y hacer la subida más llevadera.
Mas arriba la pista se mete en un hayedo, en invierno es la parte más complicada ya que suele estar nevado, pero hoy estoy deseando llegar y disfrutar de la sombra.
Compruebo que han arreglado el camino y me presento arriba casi sin darme cuenta, después de pasar un tramo sin arboles donde el camino corona la montaña, de nuevo me meto en el hayedo y en otra fuente vuelvo a parar a descansar un rato.
Por aquí da gusto andar.
El pico que se ve al fondo en el centro de la foto es por donde el camino corona la montaña.
Ya voy bajando dirección a otro valle.
Otro tramo de carretera de unos 20 km. para ir acercándome a casa, y de nuevo al monte.
Y ultima fuente donde refrescarse y hacer más llevaderos los últimos kilómetros, que ya quedan poquitos.
El Moncayo al fondo como siempre dominando el panorama.
Últimos km. por una pista polvorienta y una temperatura más que agradable
Todavía pararé una ultima vez en una caseta de campo que tiene el amigo Chato por la zona, como veo que tiene el coche me acerco a ver si me dan algo fresco. Hoy me ha dejado solo, pero se lo perdono por lo buena que estaba la tarta helada.
Y por fin la moto a la sombra y en el garaje después de 9 horas y 230 km. y con la temperatura más “agradable” si cabe.
Un saludo y hasta la próxima.
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