Al día siguiente. Vistas desde la habitación.


A desayunar. Máscara típica del carnaval o una fiesta local, no se. Y Pepe, con su sentido del humor, imitándolo.




Entramos en Croacia unos 50km. La verdad que al trazar la ruta lo hice mal, si vuelvo no será la misma. Menos mal que los controles son mínimos, porque pasar las fronteras con aduana es un royo.








Aunque no estaba planeado, a ver que a Budapest teniamos 80km, era un pecado no ir.


Lo malo que nos pilló una tormenta.


Ya en Budapest, pasadas las 3 de la tarde, era momento de reponer fuerzas. Encontramos un agradable y típico restaurante en el centro y allí nos quedamos. También nos vigilaron las motos y pudimos ir a dar una pequeña vuelta y comprar algo.


Llega un momento en que el agua penetra.


Sopa y quesos.






Y al final del día, bajo la lluvia, entramos por Oradea.


Hotelito cutre pero limpio y a dar una vuelta. Rondan los 50 euros/noche la habitación doble. Caro para el nivel de vida de allí. Las comidas solian salir a 8-10 euros por persona.






El parking del hotel.


El país lleva un gran retraso. No tienen ninguna autopista que les comunique con el exterior. La zona por la que nos movimos, la región de Transilvania mayoritariamente, está habitada por gente muy cerrada, nada simpáticos y poco serviciales. Al este, la región de Moldavía, ya son de otra manera, más rusos, más abiertos.


Las carreteras un desastre. No he conducido en condiciones más peligrosas que por allí. Conducen como el culo y con lluvia ya os podeis imaginar.
En la zona Transilvana todo está muy dejado, en Moldavía construyen más en madera y lo tienen más cuidado.
Pasamos por varios vertederos a las afueras de los pueblos, tiran donde les da la gana. Los pueblos apenas tienen la calle principal asfaltada y los animales campan a sus anchas. Turquía les da alguna vuelta con todo lo que se pueda pensar.


Pero las pistas, los bosques, eso si que es una maravilla. En pleno mediodía no pasa la luz en su interior.
Nos dirigimos al sur, sur-este, hacia Cluj Napoca.








Tiene encanto. Lástima del caracter de la gente.










En el campo el vehículo más utilizado es el carro con caballo. A poco barro que haya en estas planicies, lo pasas realmente mal. En la montaña es otra cosa, el terreno es más duro.




En esta ocasión el camino estaba algo oculto. A buscarlo.




Ya..


A todas estas no son los Cárpatos, son sistemas más pequeños al norte. Luego llegaremos.






En algunos momentos el terreno era muy exigente.




Descansito para comer.










Iniciamos una bonita pista bajo la lluvia, la cual nos acompañó toda la tarde. Ya podeis imaginar como acabamos. La ruta ascendía bastante, fue una lástima hacerlo en esas condiciones.