... que nos queda Portugal.



Una de estas impredecibles casualidades del calendario hicieron que me quedase una semana de agosto descomprometida, así que llamé a mi amigo de Sevilla y le dije "neng, proponme algo guarro para dentro de dos semanas". Yo pensaba en motos, él creo que también. Le dije, "empezamos en tu casa y vamos viniendo hacia la mía".

El plan era bueno, pero al tener en consideración que todos los caminos llevan a Cornellà y la famosa ley de montes, nuestra brújula acabó apuntando al Oeste, como Priscilla, la Reina del Desierto.

El tío me dice unos días después "Miarma, que me he comprao una KTM" y yo, que no sabía qué responder, le dije "qué moooñas!" (mi respuesta comodín). Me dijo que tenía las ruedas mixtas nuevas y yo pensé "ves? un moñas!"

Íbamos a ir a Portugal a hacer campito con dos KTM con ruedas mixtas.


Era una pena, por que yo ya había conseguido que mis Karoo 2 dejasen de hacer ruido por carretera (la peña se queja por vicio, de esto del ruido).


Me levanté a las 4 de la mañana y poco después de las 5 estaba en marcha. Tenía que llegar a Sevilla antes de las 19 y no podía correr por miedo a quedarme literalmente sin neumático.

Trece horas después, 1240 km después y tres paradas después (gasolina, glúcidos y cafeína en cada parada) llegué a Dos Hermanas. Los antifriones sevillanos eran tan buenos, que casi pido cancelar el viaje a Portugal y quedarme ahí unos días. Pero creo que la señora de la casa se alegró que nos diésemos el piro, aunque nunca lo reconocerá en voz alta -cosas de la gente bien educada-.
Muchas gracias de verdad por vuestra hospitalidad.

Un último repostaje cerca de Ayamonte me hizo ver el tremendo choque de civilizaciones que nos separa de nuestros vecinos: SU BUTANO NO ES DE COLOR BUTANO!!

(Nuestras motos sí)

Durante todo el relato notaréis que una de las motos es muy bonita y la otra muy fea. La fea es la que no lleva paramanos. Vale la pena aclararlo desde el principio.

Apenas cruzada la frontera, nos salimos del aburrido asfalto y pasamos horas sin encontrarnos a nadie, ni siquiera por las aldeas que cruzábamos.



La abundancia de caminos era sorprendente, el paisaje estaba muy bien y la conducción era amable por lo fácil del terreno y divertida por los pasos de los cauces secos. En otra época del año debe ser más que divertida. Aquí habían hecho una pista de cross o algo así.


El colega empezaba a tantear la KTM por el monte. El tío tiene buenas manos y mejor cerebro para llevar moto. Lástima que no se me pegue nada.


Además de llevar un ritmo muy tranquilo, las paradas eran muy freqüentes. Qué coño, estamos de vacaciones y hay que llevar los xacras bien alineados!


Pero fijaros qué moto más fea que lleva el sevillano.


Al fondo ya se veía el Atlántico por primera vez. Estos momentos a mi me emocionan


Una rampa maja...


... y el sevillano a contraluz.



Empezaba a atardecer, el calor había bajado bastante. Empezábamos a buscar un lugar dónde dormir...

... y como Conil quedaba lejitos...

... el hombre primitivo sacó su jaima de 30 metros cuadrados, con su sobretoldo, sus vientos, sus piquetas, sus recambios de gomitas y, por supuesto, su martillo homologado CE.

Era quizás el lugar más FEO de los últimos 200 km, pero era plano y ya había caído la noche.
Por suerte, el menú de la cena no tenía nada que envidiar al Ferran Adrià.