Hoy nos vamos de ruta hacia el Moncayo y los montes que lo rodean. Mañana soleada y temperatura muy buena para esta época del año, aunque el viento sopla con fuerza y en las alturas se hace bastante incomodo.











Al fondo nuestro objetivo más inmediato.







Ya lo tenemos más cerca






Y una vez en las faldas del Moncayo ascendemos por una pista hasta pasar a lo que para nosotros es la cara oculta de este monte.














En esta zona el viento pega con fuerza y aunque siempre paramos aquí, hoy lo justo para hacer una foto.







Aquí se está más resguardado del aire.









Tardamos poco a ponernos en marcha de nuevo.







El monte que se ve al fondo y una pista que va por la cima es nuestro siguiente objetivo.









En cuanto empezamos a subir comienza el espectáculo.









Detrás de esas nubes se esconde el Moncayo, visto desde aquí arriba a más de 1700m. de altitud, no parece tan alto.





Aquí volvemos hacer otro descanso para el cigarrito y ver el paisaje, aunque el viento enseguida nos invita a escapar.












Seguimos en esta dirección después de hacer un vertiginoso descenso.







La matricula de la djebel de Eduardo se ha “descolgado” un poco y hay que hacerle un pequeño apaño.












Lo siguiente son unos cuantos kilómetros de caminos ratoneros entre pinos y carrascas que nos acercan a donde teníamos pensado llegar.












No sé si ya funcionará, pero el dueño nos comentó a principios de verano que quería alquilarlo como “barco rural”, variante marítima de casa rural.








Mirando al fondo del pantano vemos un bulto negro sospechoso.





“Ahivalaostia”, si es el grandullón del Cacheno jugando con una cometa.









Después de darle unas lecciones de cómo se vuelan estos artilugios nos vamos a almorzar a mesa puesta, el encuentro no ha sido casual, ya habíamos quedado con él aquí, por que a pesar de que tiene la moto haciendo la revisión, le habíamos hablado de lo bien que hacen los huevos fritos en esta tierra, con aceite casero y bien acompañados con “papada” de cerdo, por supuesto, no ha querido perdérselo.












En buena compañía el tiempo se pasa volando pero todavía queda rato hasta llegar a casa, así que nos despedimos de Cacheno y emprendemos la vuelta.





















Como hacemos normalmente esta ruta salen 170 km. , y a pesar de que hoy hemos intentado coger algún camino nuevo para hacer alguna variante, la falta de tiempo no nos ha dejado mucho margen de maniobra, a la próxima lo intentaremos más en serio.

Un saludo y hasta la próxima.