PINGÜINOS 2010: YO ESTUVE ALLÍ
Las 17.00h del domingo 10 de enero de 2010. Txentxo, Toño y yo llegamos a la gasolinera de Cabieces ( a 1km de casa). Nos bajamos de nuestras motos, nos miramos entre nosotros, nos acercamos, juntamos, chocamos las palmas y nos fundimos en un abrazo entre los tres. Saltamos en círculo hechos una piña. Oe oe oe!!!, lo hemos conseguido!!! Hemos llegado a casa!!! Estamos bien, enteros, eufóricos, es un orgasmo. Salen a relucir los sentimientos más profundos, por flashes pasan por nuestras memorias las penurias que hemos pasado durante estos tres gélidos días. Todo el sufrimiento queda atrás, el riesgo que hemos pasado queda atrás, averías, caidas, patinazos, congelaciones... lo hemos superado todo, todo ha quedado atrás...
Qué retorcida puede llegar a ser la mente humana, uno no se explica el porqué de ciertas actuaciones que el hombre puede llegar a hacer sin lógica alguna. ¿Donde están los límites de la inconsciencia?. En mi caso lo tengo claro, pero allí se junto mucha gente cuerda o por lo menos supuestamente cuerda. ¿Qué pintaban allí?. Es de locos.
Todo empezaba el jueves día 7 reuniéndonos para decidir entre ir o no ir a Pinguinos. En el gabinete de crisis había disparidad de opiniones. Los que estuvimos el año pasado estábamos más por abortar que por otra cosa, mientras que los que no fueron sí que querían ir. Obviamente ellos no pasaron las penurias que nosotros y eran mucho más inconscientes sobre lo que se iban a encontrar y lo que ello podría suponer. Yo no lo tenía nada claro, las previsiones eran terroríficas y todo indicaba a que iba a ser incluso peor que el año anterior, aún así Txentxo seguía en sus trece. Habíamos preparado la DR650 a conciencia para este viaje y cancelar supondría tirar todo por la borda. Le miro a Toño y él me dice –La aventura es la aventura-... vaya dos... Igor tenía bien claro que no iría y Pepe estaba con la negativa por el temporal y por alguna razón más.
Txentxo llevaba muchos años sin ir a Pinguinos y tenía una enorme ilusión por ir, tanta ilusión se me contagió en pocos minutos y entre eso y que él se lo merece, mi opinión se convierte en “adelante”. Sinceramente temo más por ellos que por mí, al fin y al cabo tengo un buen equipo y confío en mí... me acuesto con las ideas claras aunque no lo transmito y mi última frase es “si estoy en el bar antes de salir iré y si no, no me esperéis...”. Me retiro y me acuesto.
Viernes 8, 10.00 a.m., inicio de viaje…
Nos juntamos Txentxo, Toño y yo preparados en el Oasis ( vaya nombre…) y vienen a despedirnos Pepe e Igor. Pepe me presta sus paramanos y arrancamos deposito lleno y armados hasta los dientes. Salimos con 5º y llegando a Vitoria ya estamos a 0º, empieza a nevar, la pantalla se cubre de nieve y la visibilidad es muy escasa. Un poco más arriba la nieve cuaja y se forma una capa de 2/3cm en la propia autopista, las motos culebrean pero yo sigo tirando, Txentxo me sigue y Toño detrás, la cosa empieza a ponerse fea, los cms de nieve suben y empieza a ser complicado llevar la moto, no hay rodera y voy deslizando por todos los lados, en este momento doy gracias a la Husky... Miro en el espejo y Txentxo está pero Toño no. Decido parar, Toño no viene y no podemos retroceder, salimos en el área de descanso Igay y decidimos esperar 5 min máximo antes de llamar a la Ertzaina. Toño llega, le falta una maleta y un espejo. Obvio, se había caído pero él estaba perfecto. La maleta quedó en unos jaros porque se había roto el anclaje… Un 4x4 de la Ertzaina se acerca y tras hablar con nosotros deciden ir por la maleta, la enganchamos con cinchas a la GS1200 y podemos continuar sin más problema. La primera salvada.
Antes de salir la Ertzaina nos dice que a partir de Pancorbo lo teníamos limpio así que no perdemos tiempo y tiramos adelante, también nos cuenta que cerraban la N1 pq no había ambulancias para tantos accidentados de moto, pufff, qué escalofrío…
La carretera buena, con mucha sal pero buena, nos permite un crucero de 140 hasta Burgos, la maleta salta por los aires por estar mal atada, la cojemos y la colocamos como dios manda. Viajamos a -4 pero conseguimos llegar. Yo pensaba que éstos irían “tocados”, pero qué va, -fresquito nada más-, me dice Txentxo mientras se ríe…
Comemos en Buniel y seguimos sin más contratiempos, llegamos a Medina del Campo a las 4.30h con -5 en el cuadro, nos felicitamos y felicitamos a la DR650 por haber llegado. Mientras la miramos vemos que está hundida en aceite, el retén de la palanca de arranque había reventado… Pasamos la tarde buscando un retén, Txentxo encuentra uno parecido y lo hace valer, el problema parece q se soluciona, ya veremos…Segunda salvada…
El sábado amanece frío y soleado, partimos hacia Tordesillas y el retén parece aguantar pero en Tordesillas se rompe el cable del descompresor…, otro marrón. Txentxo consigue arrancarla y podemos regresar a Medina del Campo (campo base). Llegando a Medina la BMW se para sóla ( sensor de la pata de cabra), no le damos mayor importancia aunque nos quedamos con la mosca, la moto arranca y funciona bien.
El domingo 10, 10.00 a.m., Txentxo no consigue arrancar la moto y hay que buscar un cable, lo encuentra y lo pone. Tercera salvada… Partimos hacia casa, las previsiones son terribles.
La DR650 marca el ritmo, previsiblemente es la moto que puede fallar y abre camino, tras él la BMW y yo voy cerrando. Salimos a -5º y Txentxo se equivoca y tira hacia Santander por Reinosa (daban -16 en Reinosa, el peor sitio de España en ese momento). No encontramos el cambio de sentido así que seguimos tirando, la temperatura va cayendo, -6, -7, -8… el paisaje se vuelve gélido, un desierto de hielo, -9, -10… yo ya no me río dentro del casco por la cagada de Txentxo, sencillamente no me explico como aguantan estos 2 con los guantes que llevaban…
La BMW se para. Puff, Herrera del Pisuerga, -10º y la BMW no quiere arrancar. Parece q es otra vez el sensor, pero esta vez la moto no va, probamos de todo, pero en esas condiciones sólo sacar la mano del guante era una locura. Echo un vistazo al paisaje, está todo congelado, parece que estoy en una foto o en un cuadro, nadie se mueve, el aire no corre, no pasan coches ni motos ni nada..., el silencio es absoluto, parece que los relojes están parados, Qué Paz!!! La panorámica es increíble, el cielo azul nuboso deja mucha claridad y la estampa es de Pulitzer, en este momento es difícil distinguir si estás en el paraíso o en el infierno... Cojo una bocanada de aire que me raja el pecho y me recuerda que hay q huir de allí si no queremos quedarnos pintados en ese cuadro. El momento es crítico, soy consciente de que en esas condiciones nuestros cuerpos tienen una duración limitada. Aprovecho para sacar un par de fotos con la duda de que la cámara funcionara… y al de 10min, por arte de magia la BMW va y arranca!! Bingo!
Salimos de allí como pudimos, Toño tira para Burgos en vez de para Reinosa, sólo pensar que el termómetro podría seguir bajando nos aterra…, camino de Burgos pensamos que el frío nos daría una tregua pero no fue así, teníamos 60km interminables y sólo subió hasta -7º. Empiezo a ver movimientos raros en las motos de Txentxo y Toño, de repente bajan la velocidad sin motivo, de repente aceleran…, se mueven encima de la moto, esto me mosquea, yo empiezo a tener frío y supongo que ellos van muy tocados ya… Les paso para romper el ritmo y tiro un poco, ellos reaccionan y salen del letargo.
A Txentxo le entra la reserva y aún quedan 20 km para el reportaje, por suerte llegamos, llenamos tanques y a la cafetería. -6º. La gente no hablaba, sólo tomaba café mientras nos mirábamos los unos a los otros… Los últimos kilómetros han sido especialmente duros.
Por miedo al anochecer no estiramos la parada y arrancamos hacia Vitoria, la carretera está bastante bien pero el frío sigue castigándonos, volvemos a -8º, -esto no va a a parar??- me pregunto, motos a 90km/h y nosotros a 140 nos plantamos en Vitoria con 0º, se siente hasta calor, como se agradece… La bajada a Bilbao es placentera, ver grados positivos en el reloj es un gustazo después de tantos kilómetros en negativo. En Bilbao 5 grados y carretera seca, dan ganas de seguir andando en moto, pero claro, llegamos a la gasolinera de Cabieces ( a un kilómetro de casa).
Como bien dice mi amigo Iñigo... me parecía egoísta no compartirlo con vosotros. Saludos.
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bastante tuvisteis con llegar enteros por carretera 
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