Muchas de las rotondas de nuestro país exhiben monumentos que para el que las hace y el que las aprueba son de un gusto exquisito y para muchos de los que pasamos por delante son una frikada. Para gustos se hicieron los colores, desde luego, son apreciaciones personales.

Para mí este es uno de los que más me han llamado la atención, está en Puigcerdà y es un monumento al jugador de hockey sobre hielo. A mí no me gusta.