Con Eduardo recuperado de su lesión de muñeca, volvemos a salir los cuatro de siempre a patear el monte.
A pesar de madrugar más que de costumbre, por aquí abajo el polvo y el calor empiezan a dejarse notar.
Vamos a ver si ganando altura la cosa cambia y el paseo se hace más agradable.
Me rio yo de Robert Redfort.
Breve enlace por carretera, por suerte en las cunetas se ve que esta noche ha corrido el agua y a partir de aquí no habrá tanto polvo.
Que bicicleta más rara.
Y de nuevo al monte
Por variar nos metemos por un camino que nunca hemos usado y por el que, si no me equivoco, llegaremos a un punto conocido pero variando la ruta de costumbre. Un túnel entre el verde bosque nos adentra en esta nueva zona.
Pasan los kilómetros y el punto a donde esperaba llegar no aparece, empiezo a ver montes que no me suenan y otros que no me cuadra donde están.
En principio pienso que me he desorientado totalmente, lo veo todo muy raro y desconocido, nunca me había pasado esto, me estaré volviendo loco?, o a ver si va a ser peor y resulta que al atravesar el “túnel”hemos pasado “la puerta” y estamos en otra dimensión![]()
De todas formas no hay malos paisajes en el “más allá”, con sus pueblos fantasmas y todo.
Tanto rato en la otra dimensión hace que al final te la vallas conociendo, y después de deambular por ella volvemos de nuevo a nuestro mundo.
Atención al mosquito trucado a 74 cc., seguro que nos lo hemos traído del “más allá”.
Venga hombre que luego se lava y no pasa nada.
Por la velocidad que traen estos dos, da la impresión de que ya tienen hambre.
Parada y fonda.
Después de ver el vuelo de Weber y comprobar que Red- Bull no miente en sus campañas publicitarias, ...........“Red- Bull te da alas”, volvemos de nuevo al tajo.
Guapísima esta zona, es inevitable parar y mirar.
Todavía lo era más antes de que la conquistaran estos gigantes.
Llueve y sale el sol, aprovechamos para resguardarnos en este refugio situado en un enclave que quita el “sentio”. Alguna noche ya hemos pasado aquí.
Pasado el breve chaparrón, de nuevo en marcha dirección al valle.
La moto pija anda escasa de gasolina y además a Eduardo se le está haciendo tarde, así que carretera y manta en busca de una gasolinera donde nos despediremos de él. A nosotros tres todavía nos quedan unos kilómetros de caminos.
La cara de cansancio del Chato lo dice todo, ya llevamos muchas horas y kilómetros sentados en el palo de gallinero.
Y cansados pero contentos, un cafetito, despedida del chiquitin y para casa, que prácticamente ya estamos en ella.
Casi 10 horas de moto y 241 km de ruta dan para mucho, no sé si hemos estado en el “más allá”, no sé si hemos estado en otra dimensión, tampoco sé si hemos estado perdidos, pero de lo que si estoy seguro es de que me lo pasado de lujo, y mientras me estoy duchando y me acuerdo de anécdotas del dia, me doy cuenta de que me estoy riendo solo, será que es verdad que estoy loco?
Un saludo y hasta la próxima.