Al final tendremos que prohibir los antibióticos porque matan a las bacterias, pobres, que también tienen derecho a vivir...¿no?

Estamos cayendo en una serie de despropósitos increibles, el biólogo del parque seguro que es un profesional cojonudo, pero no mira más allá de su ombligo y sus bichos. Y los políticos, deseando de que se protejan a las aves y a las hormigas rojas de doble pinza, que queda que te cagas ante la opinión pública. Eso sí, el del hostal del pueblo tendrá que cambiar el negocio y vender pienso para las susodichas aves, claro que siempre puede cerrar. Total, ¿a quién le importa eso?...

Me enciendo, os juro que me enciendo con estas cosas...

Saludos.