Una de las mejores cosas de los viajes sin duda que es prepararlos y para mi es la forma de mantenerme motivado en esos tediosos periodos interviajes o lo que se viene a llamar la cruda realidad de la monotonía cotidiana.

En este caso el viaje era con el grán Aronhol que ademas de ser un compañero ideal, tenemos la misma moto, la conoce a la perfección y ya había estado por la zona así que el éxito del viaje estaba casi garantizado.

Comprar mapas en papel, descargarlos para el GPS, buscar tracks, planear un poco la ruta, mirar ferrys, buscar crónicas de gente por la zona, etc. En fin, un auténtico placer sin empezar a rodar.

El viaje empezaba en Cantabria el sábado 28 de Mayo a las 7:30 de la mañana y como siempre con muy pocas horas de sueño por preparar todas las cosas de última hora, mezclado con los nervios que siempre aparecen antes de uno de estos grandes viajes.

La idea era ir a Barcelona por nacionales sin pagar peajes así que fuimos por Pamplona y el Yesa. A las 5 de la tarde habíamos quedado con un amigo en Barcelona y fuimos escrupulosamente puntuales. Dimos una vuelta por la ciudad, compramos unos bocatas para la cena y fuimos al puerto a embarcar aunque como viene siendo habitual en ese ferry, con mucho retraso.

No me quedó mas remedio que ver la final de la Champions en la tele con la que viene equipada mi moto


Allí coincidimos con unos moteros frances muy majos con los que luego nos juntamos en el barco y con otros asturianos que seguro que alguno anda por el foro. Pasamos largas horas de conversación motera ya que son muchas horas y nos pasamos gran parte del domingo a bordo.





Pasamos por Corcega y nos lo apuntamos para otro viaje


Con el retraso acumulado, llegamos a Civitavecchia a las 20:30 así que salimos pitando en dirección Sur para hacer noche por el camino en Cassino. Los italianos conducen como locos y lo pudimos ver cuando uno nos hizo un exterior en una curva de incorporación a una autopista obligándonos a apartarnos. ¡¡¡Están locos estos Romanos!!!

Teníamos que llegar a Brindissi, en el tacón de la bota italiana para embarcar en otro ferry que nos llevaría a Patras, al sur de Grecia. El barco salía a las 18:30 y estaba lleno de búlgaros. Nada que ver con el otro ferry pero al final, cumple su cometido.





En un rato os cuento como nos fue por Grecia.