Yo de crio era un fan de Nehberg. Cayó en mis manos un libro suyo y me lo leí tres o cuatro veces, además de llevarlo siempre que salía a la montaña. Incluso una temporada me dio por hacer trampeo en el monte y esas cosas. Lo que no llegué a hacer fue comer un erizo putrefacto atropellado en la carretera y menos "por entrenamiento" como él.