Sábado, a las 9 de la mañana. Nos juntamos todos en el punto de encuentro (Mioli-Superténéré / SergioDR-XT660 / RobertoDT-XT660 / Nina-DT125 / Fazer-DRZ400). Con tanta Yamaha aquello parecía una salida del Club Yamaha, y el invitado, un servidor con mi “discreta” DRZ amarillo limón.
De los compañeros de ruta qué voy a decir que no se sepa ya: fue un grupo ideal a todos los niveles. Las motos tuvieron un buen comportamiento, aunque depende en qué situación unos buenos tacos no habrían sobrado. Pero como el compañerismo es la gran cualidad del auténtico trailero, a fuerza de brazos las motos salen de cualquier apuro.
Está visto que la Ley de Murphy siempre se cumpla: basta que te pongas el chubasquero para que salga el sol, y basta que te lo quites para que empiece a llover. En fin… a lo que vamos. Los paisajes y los kilómetros iban sucediéndose entre campos de un verde a reventar y colores hasta decir basta. La ruta fue puramente trail, hubo de todo. Caminos, pistas más técnicas, alguna subidita con piedra suelta, vadeos, carreteras mal asfaltadas, curvas, y hielo como para hacerse una residencia de iglús. Pero lo bueno de todo es que no hubo incidentes físicos, aunque morales alguno sí que hubo (maldito GPS)
Lo que dicen por ahí de que “Los GPS los carga el diablo” es una gran verdad de la vida. Los carga y los descarga cuando le da la gana… el mío hubo un momento en que hubo un cruce de cables y no lo localizaba el satélite, y fue el momento de hacer navegación como se ha hecho toda la vida: intuición y mapa. La verdad es que nos salió bastante bien: aquí estamos :-)
El día apareció gris y nos dio la bienvenida una fina lluvia que intuimos nos iba a fastidiar el día, así que chubasqueros, valor y al toro. La verdad, sí que nos mojamos, pero por dentro, por lo poco transpirables que son los impermeables. Conforme aparecía poco a poco el sol, nos ibamos quitando poco a poco la ropa.
Gracias a ese poco de lluvia el principio de la ruta no se hizo pesado, no había nada de polvo, pero tampoco había barro suficiente para complicarnos la vida, estaban perfectos.
Un momento de descanso junto a una bonita masia
La más grande y la más pequeñita contemplando el paisaje
Desde allí se ven los Pirineos al fondo y media Cataluña central
Mioli y su ligera Superténéré junto a la montaña de sal
Sergio mirando el paisaje
Las nubes ya eran un recuerdo y los Pirineos cada vez estaban más cerca de nosotros.
A punto de salir después de comer y sin señal del GPS; la aventura es la aventura
Sergio hace el descanso del guerrero en su sofá trail
Junto a una ermita
Cada uno buscando su camino
RobertoDT en la entrada al Pirineo
Finalmente se nos hizo de noche y cogimos carretera y manta hasta Andorra: nos quedamos a unos 60 km de nuestro objetivo. La idea era dormir en la casa que habiamos reservado y volver por el trozo que no pudimos hacer.
A la mañana siguiente, entre efluvios de humanidad emanada por las botas de cinco traileros, y sin ningún tipo de ventilación en la habitación, nos pudimos levantar, desayunar, y tempranito, a “marxar”. Por mi parte, sin poder olvidar la horrible aparición de la vecina de enfrente en pijama cutre-salchichero, inhumana visión.
Al inicio de la ruta, RobertoDT saludando
Mioli haciendo fotos orgulloso de su moto aún limpia
Bonito paisaje
Después de una preciosa subida, conforme ganábamos altura, nos encontramos lo que esperábamos en la cara norte de la montaña. Bueno, no del todo, esperábamos nieve, no hielo. Fueron cuatro puntos negros y no muy largos, pero sudamos de lo lindo para empujar las motos y nos hizo perder mucho tiempo. Las motos ligeras y con tacos salieron bien, y las otras, con tacos hubieran salido más rápido, pero para eso está la fuerza humana.
Una serie de fotos de la subida por la nieve helada
Aquí se aprecia el detalle de la rueda delantera bloqueada y la trasera sin tracción rodando
Así estaba la nieve, había 5 cm de hielo por debajo
En la cara de Mioli se ve el esfuerzo de subir por ahí
Le tocó el turno a RobertoDT, pero prefirió bajar de la moto: parecía así más fácil de subir la cuesta
No pudimos hacer más fotos, la fotógrafa estaba subiendo su propia moto…
Donde daba el sol parecía que la nieve se acababa, pero cuanto más arriba, más placas, y en este trozo ya dudábamos de seguir o no, pero pensamos que estábamos cerca de la loma, y en ese punto, mejor seguir que bajar sobre el hielo.
Por fin llegamos al punto más alto y ya no había más nieve, la sonrisa lo dice todo
Y llegó la bajada
Después de comer, Sergio se fue a fichar a su casa y nosotros seguimos sin reloj Cadí abajo, donde nos metimos en una pista que no era, de nuevo “Los GPS los carga el diablo”, y nos complicó un poco la bajada, pero fue divertido, no hay fotos porque no había donde dejar la moto, todo subida con piedra suelta, y luego pistas hasta Tuixén, donde nos tomamos unas deseadas y merecidas cervezas, y de ahí a casa, con la alegría de un gran fin de semana con mucha aventura, risas y compañerismo.
¿Cuándo es la próxima?