Normalmente debíamos haber llegado a Segou de día, pero mi coche volvió a dar problemas con la bomba de agua; ahora la polea rozaba con el bloque... Tuvimos que pegarla con pegamento, Jose Luís “dixit”. Así que llegamos de noche. Una pena porque el antiguo barrio colonial con sus viejos grandes caserones de estilo neosudanes eran dignos de verse. Nos fuimos directamente al htl. 2* "Djatigui" y cenamos unas pizzas en la terraza del restaurante del htl. 2* "L'Auberge", que estaba llena de Blancos. Luego dimos una vuelta por un típico "cabaret" local, un local donde se bebía cerveza y se bailaba al ritmo de “djembes” o tan tan, y “balafons” o xilófonos de madera y calabazas, pero modernizado al gusto de los Blancos, con su barra, sus luces tipo disco y su ambiente años 70. Yo me fui a la cama pero creo que Maite bailó a lo africano y terminó cantando el "Asturias Patria Querida", por lo menos, haciendo eses; eso me dijeron las malas lenguas, yo no la vi. Aunque me hubiera gustado...






El jueves, 14 de agosto tocaba ir desde Segou a Djenne, por lo menos. Habia que avanzar. Por la noche no paró de llover y yo me dije que todo estaría demasiado embarrado al día siguiente. "Malasuerteeee, joderrrr..., no nos vamos a poder meter por las pistas del delta interior del río Bani...". Pero luego amaneció un cielo muy azul y luminoso que anunciaba un buen día de sol. ¡Y un día de sol en el Sahel, al sur del Sahara, quiere decir mucho sol!. "Este sol va a secar rápidamente la pista", me dije durante el desayuno consolándome. Porque no era lo mismo llegar a Djenne por la carretera asfaltada que llegar "a la antigua" metiéndonos por las remotas pistas del delta a través de perdidos campos de arroz y mijo pasando por viejos pueblos de campesinos Bambara y pastores "peul" Full Fulbé. Se lo propuse a los compañeros y no hizo falta ni insistir en el tema: ¡¡Nos meteríamos por las pistas!!.