Cuando Richard Costello se accidentó pilotando su BMW R 50 modelo 1958 cuarenta años atrás, él le prometió a su mujer embarazada que no volvería a montar hasta que sus hijos fueran mayores. Las décadas pasaron y hace dos años, él falleció. La moto no ha sido rodada desde 1969.
Richard le dejó a su hijo Bill, una nota secreta pegada en el manubrio de la vieja y oxidada R 50: "Quiero que arregles la moto tan bien como sé que puedes hacerlo". Esas palabras cambiaron la vida de Bill y él aprendió a restaurar, pilotar y a amar a la BMW R 50.