Hola a todos.

Como teníamos previsto, a media mañana salimos Eva y yo en dirección al valle del Trubia, para visitar la Ermita de Trobaniello, y de paso patear la zona un rato, visitando fuentes y vestigios de la guerra civil.
Desde el principio estuvo nublado, amenazando agua, pero por suerte sólo cayeron cuatro gotas.

Para disfrutar más del viaje, lo hicimos todo por carreteras secundarias.

Esta foto es de camino a Ricabo, en donde empieza la pista de tierra:



Tupidos bosques, olvidados pueblos y la pertinaz niebla: nuestros compañeros de viaje



Empieza la tierra



El niño disfrutando



Como veis, atravesamos bellos bosques



Disfrutamos del trayecto enormemente, por más veces que hagamos este recorrido, siempre encontraremos matices nuevos.

El estado de la pista en el primer tramo, excelente, exceptuando un gran "argayu" y algunas piedras sueltas.

Después, por momentos, la gravilla hacía alguna gracia sobre el tren delantero, pero nada que no sea fácilmente controlable.

Pongamos otras bonitas vistas del interior del bosque







El dandy, posando; la niebla empieza a cerrarse.



Eva, excelente y dura parrillera donde las haya.



Y es que yo, en estos parajes, soy feliz. Que se pare el tiempo!!



Como decía antes, la niebla empieza a cerrarse. Encima, al ir subiendo, nos metemos de lleno en la nube, no se ve ni pa cantar, y "orbayando" cada vez más fuerte.

En algunas zonas, hormigonaron ciertas rampas, lo cual realmente se agradece en momentos como estos. En varias curvas lentas, de 180º, hay que echar el pie al suelo, debido a que hay muchas piedras sueltas, de desprendimientos.



Desgraciadamente, pasamos la ermita de largo, ninguno de los dos llegó a distinguirla entre la niebla, pese a saber más o menos la zona en la que está; así que queda pendiente le exploración de la zona para otro día, pues también hay vestigios de la guerra civil, como, por ejemplo, un polvorín.

Aquí vemos que los líquenes proliferan en este ambiente, claro indicador de la pureza del aire que respiramos ahora. Sobre un abedul, tronzado quizás por alguna tormenta.



Sigue haciendo frio y seguimos "dentro de la nube", la humedad y el frio empieza a hacer mella en la jefa del equipo... buscando nuevos modos de calentarde las manos; y es que nuestras trail sirven para todo...




Tras seguir un buen rato de esta guisa, llegamos al alto del Puerto Ventana, con la misma humedad y niebla...

En vez de bajar hacia Teverga y dar la vuelta, como estaba previsto, cambio de idea sobre la marcha, para visitar Santo Emiliano, que me gusta mucho, y seguir por Babia, que me tiene pillao también...

Según descendemos, la niebla va despejando, y llegamos a tener esta bella vista de las Ubiñas




Echamos gasolina en Puente Orugo y... nuevo cambio de planes.

El desvío hacia Torrestío que había mirado de reojo cuando bajabamos hacia Santo Emiliano, acabó atrayéndome una vez más.

Vamos pa Torrestío!

De camino hacia allí también tenemos bellas vistas



Como por ejemplo esta yegua con los potrillos sesteando... qué mal viven!



Y este soy yo mismo



Atravesando el pueblo, nos encontramos con esta señal. Es la primera vez que la vemos. Ahora podemos hacer caldo de señales!!



Bien. Aquí empieza la pista que a través de una bella ruta, nos llevará cerca de los famosos y bellos lagos de Somiedo, también conocidos como lagos de Saliencia.



En general es otra pista facilona, pero de gran belleza.

Tiene algunos tramos de piedras sueltas bastante agudas, lo cual hace recomendable ir muy al loro, y buscar la velocidad más adecuada para que la moto no sufra demasiado con las vibraciones. Durante algunos tramos, los dos íbamos de pie, dakarianos totales, es una pena que no tengamos fotos, porque debíamos de tener una pinta cojonuda... jur jur



Y la niebla vuelve a vislumbrarse según tomamos altura. Pasamos por varios neveros, algunos de ellos de grandes dimensiones.



Fijaos en los pliegues de los estratos de estas montaña:



Seguimos hacia arriba, y llegamos al collao de la Farrapona, donde tomamos el desvío a la izquierda para ir a visitar el lago de la Mina, o de la Cueva, hoy recuperado, y que no hace demasiados años estaba hecho un asco pues el acceso rodado hasta él, hizo lo que pasa siempre. Es una pista de 1'5 km, con unas vistas impresionantes (cuando se ve algo, claro).

Aquí detrás está el lago, pero no se ve nada... si os fijais el suelo es rojo debido al mineral de la zona.



Y se siguen calentando las manos con el mismo método...



Tras un breve paseo por la zona, damos la vuelta y regresamos otra vez al collao, pa coger ya en dirección Veigas, a través de Saliencia, Endriga, y un montón de pueblos más.

Somiedo es una pasada. Es donde me empecé a trotar de monte (a pata), allá cuando aún no estaba declarado Reserva, y podías acceder a todos los sitios, acampar... qué tiempos, qué aventuras, qué recuerdos...

Bueno, al grano... Al poco de empezar a bajar, se divisa este grupo de cabañas, pallozas para algunos, y chozos para los nativos.



Y a la izquierda de esta pista, se debería ver un precioso valle glaciar, con su característica forma de U, pero con la niebla que hacía, pues uno tiene que imaginárselo...



De aquí hacia abajo, los dos de pie casi todo el tiempo, con un poco de miedín a veces a salir por orejas, pero sin contratiempos.

Parada en Veigas a recordar historias...

Y ya cogemos la carretera general, que nos lleva a casa otra vez, después de haber pasado un día estupendo.

Espero que la próxima salida sea pronto.

Y también espero que esta crónica y fotos os hayan gustado mucho.

Saludos de Chus.