Ojalá pudiese saber cuánto te subían las pulsaciones mientras cruzabas uno de esos puentes "interesantes"...

En estas últimas crónicas se nota más que nunca la tensión, el cansancio, la lucha... ¡pues resulta que al final eres humano, Iker! Lo cual hace que te respete y admire aún más.

Muchas gracias por compartir esta experiencia con nosotros. Una proeza, sin duda alguna.