Y, ¿por qué no repetir? Cogemos
y le añadimos un poco de
junto con
y obtenemos una de las mejores salidas que se puede.
Para no olvidar el buen sabor de boca del año pasado, este año hemos repetido destino Gufy y yo. Esta vez, los dos mano a mano y con un bocata en la mochila para comer en el monte.
Hoy sí, llego puntual (bueno, con 7 minutos de retraso) y empieza la ruta por el mismo sitio que el año pasado: Cabezón de la Sal.
Esta vez variamos un poco de rumbo, y vamos hacia la braña de los tejos.
De camino:
Hay que ir andando, pero dejamos las motos en la sombra para que no sufran:
Nos toca sufrir a nosotros:
Pero merece la pena:
Seguimos, pero antes un poquito de naturaleza en estado puro:
Más vistas impresionantes, venidos de ahí, vamos para allá:
Pues vamos!!
Ahora toca investigar. Gufy quería subir a un monte, pero nunca lo había hecho antes con la moto. Encontramos la pista de subida y después de hacer una subida con mucho grijo suelto, que al llevar las ruedas muy hinchadas para carretera, yo por lo menos lo subo con la rueda de atrás de lado a lado, llegamos a un establo:
Ya estamos arriba!! Cada uno sube por donde puede, jejejeje. A mí me toca endurear un poco, con su consabida caida:
Pero hemos llegado al pico!
El sol nos da un descanso, y decidimos comer ahí mismo, con esas vistas tan espectaculares. Después de comer, toca volver por donde hemos venido, y yo, que no quiero volver por la zona endurera, subo la moto arriba:
Bonita la foto, ¿eh?
Ahora hay que buscar la pista de bajada. Tiene que estar por aquí... a ver si descubris al Gufy inspeccionando:
Pues no, no va a ser por ahí. Al final damos con ellas y empezamos a bajar:
Puf! menuda bajadita, ésta la sudé muy mucho:
Aquí estaba diciendo: "voy a morir!!!"
Pero sobreviví:
Y para terminar, repetimos pista del año pasado:
Aprovechamos para que nos echaran unas fotos juntos:
Y ya aquí, empezó a chispear. Gufy me dejó adelantarme, y le di un poquito de gas, y de repente se puso a llover y a hacer mucho viento justo cuando cresteabamos, menos mal que la gran tromba de agua nos pilló ya abajo, con tiempo a resguardarnos:
Madre mía la que cayó! aunque luego se veía todo muy bonito:
Ya lo que quedaba era vuelta por carretera. Subimos en busca de un mirador del narajo de Bulnes o Pico Urriellu:
Y ya para casa, que a mí aún me quedaban 200 kilómetros de vuelta y era bastante tarde. A las 21.30h dejé a Gufy en Santander y puse rumbo a Bilbao, calculando llegar a casa a las 23h. Pero entre los rayos, el viento y la noche, me tuve que salir de la autopista y hacer los últimos 50 kilómetros por nacional, a 20 por hora, jejejejeje, y caladita hasta los huesos, llegué a casa a las 00h, feliz de haber pasado un día tan estupendo.
Saludetes!